Es inadmisible que el cura Grassi no esté en la cárcel, demandaron desde sectores políticos, jurídicos y sociales

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El fundador de Felices los niños fue condenado a 15 años de prisión, sentencia convalidada el miércoles por la Corte bonaerense, por abuso sexual agravado y corrupción de menores. El arresto lo cumple en una quinta.  

 

grassiAbogados, psicólogos y militantes por los derechos de la infancia repudiaron el hecho de que el cura se encuentre en libertad pese a que la Suprema Corte bonaerense le ratificó la condena de 15 años de prisión.

"Estamos muy contentos con el fallo que ratificó lo que se había determinado la primera y segunda instancia. Sin embargo, estamos preocupados porque sigue libre, pasea por la calle, da misa, como si no estuviera condenado", señaló a la agencia Télam Nora Schulman, directora ejecutiva de la Comisión Argentina de Seguimiento de la Convención Internacional de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (Casacidn).

Otra crítica que Schulman realizó al fallo del miércoles de la Suprema Corte fue que "no tuvo en cuenta el testimonio de dos chicos (conocidos como "Luis" y "Ezequiel"), por cuyos delitos el tribunal determinó "in dubio pro reo" (la duda beneficia al reo)".

El abogado de uno de los jóvenes, Jorge Luis Calcagno, aseguró que "la libertad de la que goza el cura Grassi es un caso insólito en la Justicia porque se trata de una persona condenada en tres instancias por hechos gravísimos como es el abuso sexual a niños".

El abogado explicó que "desde que se dictaminó la primera sentencia, el sacerdote estuvo en prisión efectiva sólo 29 días, y el resto estuvo en libertad o prisión morigerada".

La causa contra el cura católico se inició en 2002 y llegó a juicio oral en 2009, cuando se lo acusó por 17 hechos de abuso sexual y corrupción de menores en perjuicio de tres chicos de la Fundación Felices Los Niños, que conducía.

El 10 de junio de ese año el Tribunal Oral Criminal 1 de Morón condenó a 15 años de prisión al cura al hallarlo culpable de haber abusado en dos oportunidades del menor conocido como "Gabriel", quien estaba a su cuidado en la Fundación.

Desde entonces vive con prisión morigerada en una quinta situada frente a la Fundación Felices los Niños, y donde ocurrieron los hechos por los que fue condenado.

Actualmente, la decisión de enviarlo a prisión la tiene la Cámara de Casación de Morón, donde la querella recurrió para pedir que vaya a la cárcel hace dos años y en donde presentará un escrito para que resuelva con celeridad.

"El valor simbólico de la condena de Grassi es muy fuerte porque es un mensaje social en la lucha contra la impunidad de los delitos sexuales infantiles, y en particular por los cometidos por la Iglesia", indicó a Télam Sebastián Cuattromo, un joven que fue víctima de abusos por parte de un sacerdote del Colegio Marianista de Caballito cuando iba a séptimo grado, cuyo delito fue probado y condenado el año pasado.

Cuattromo, quien conforma junto a otras víctimas y madres de chicos abusados el colectivo `Sobrevivientes Protectores`, aseguró que "este caso una demostración del poder que sigue manteniendo la Iglesia Católica en nuestra sociedad, de cómo su presión logró beneficios como la prisión domiciliaria; sin embargo, se pudieron probar los hechos, y para quienes fuimos víctimas la condena siempre es reparadora".

Por su parte, la psicóloga María Beatriz Müller, que desde hace más de 14 años trabaja con su organización `Salud Activa` en la temática, describió que "el caso Grassi tuvo una impronta muy fuerte porque se generó todo un movimiento a favor de los abusadores que incluyó libros, charlas y formación de organizaciones que intentan defender lo indefendible".

"Por ello -aseguró- que la justicia haya determinado la culpabilidad de Grassi es reparador no sólo para sus víctimas sino para todos los que han sido o son víctimas de abuso, porque rompe con el temor del niño o niña de que se testimonio no sea creído".

Y añadió que "en el mismo sentido, que el sacerdote no reciba su pena por este hecho, es decir, que no esté efectivamente en prisión en cárcel común es un pésimo mensaje de impunidad".

 

Fuente: Télam

 

 

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