La información contradice a los servicios secretos de la Alemania occidental, según los cuales Müller sobrevivió al fin de la guerra y se trasladó a vivir a la ciudad checa de Karlovy Vary.
El ex jefe de la Gestapo de Adolf Hitler, Heinrich Müller, está enterrado en un cementerio judío, informa en su edición de este jueves el popular diario "Bild", que remite sus informaciones a los archivos de la resistencia contra el nazismo.
Contrariamente a lo que se creía, el responsable de la temida policía política de Hitler no sobrevivió a la Capitulación del Tercer Reich y murió ese mismo año de 1945.
Su cuerpo quedó enterrado en una fosa común del cementerio judío del barrio berlinés de Mitte, dijo a ese rotativo el director del centro de Documentación de la Resistencia, Johannes Tuchel, tomando como fuente textos hallados en diversos archivos.
Esta información contradice la versión que persistía en los servicios secretos de la Alemania occidental, según los cuales Müller sobrevivió al fin de la Segunda Guerra Mundial y se trasladó a vivir a la ciudad checa de Karlovy Vary.
'Gestapo Müller', como era conocido entre la élite nazi, consiguió burlarlos a todos hasta que el profesor Johannes Tuchel, director del Memorial de la Resistencia Alemania encontró sus restos. Llevan 68 años enterrados en un cementerio judío, el último lugar donde habrían buscado sus perseguidores.
Según Tuchel, los restos mortales del jerarca nazi fueron hallados e identificados en una tumba provisional cercana a lo que fue el ministerio de Aviación del Reich.
Müller fue identificado porque llevaba aún su uniforme de general y su hoja de servicios en el bolsillo, tras lo cual fue trasladado a una fosa común del citado cementerio judío.
Tuchel ha efectuado una laboriosa tarea de investigación, revisando los archivos oficiales de todos los distritos de Berlín en busca del nombre Heinrich Müller, hasta dar con un documento del Registro Civil de Mitte en el que costa la defunción y que fue enterrado en el cementerio judío de ese mismo barrio. Fue un entierro provisional, en una ciudad hecha pedazos en la que las ruinas impedían el funcionamiento regular de los cementerios, pero terminó siendo definitiva debido al olvido.
Dieter Graumann, presidente del Consejo Central de los Judios de Berlín, ha declarado a Bild Zeitung que "el hecho de que uno de los sádicos nazis más brutales esté enterrado en un cementerio judío es una monstruosidad y atenta contra la memoria de las víctimas, groseramente pisoteadas ".