Sinfonía iluminada de Gloria sirvió los platos clásicos del menú turista que permite a los visitantes llevarse un panorama del acervo musical y cultural mendocino y, a grandes rasgos, argentino.
El espectáculo central de la Vendimia 2014, Sinfonía iluminada de gloria, que dirigió a Alejandro Grigor, tuvo como figuras centrales a la música, algunos efectos especiales y la presencia del bailarín Hernán Piquín como principal golpe de efecto en una puesta en escena que apostó a los clásicos.
El folclore cuyano (la Cueca de la Viñanueva y Póngale por las Hileras en la lista), las zambas, interpretadas por Piquín, el tango, el infaltable cuadro de malambo y el chamamé, los ritmos rioplatenses, sumados a la figura de San Martín (interpretado por Tino Neglia) y la Patrona de los Viñedos sumaron a una idea general de la música, las danzas, los próceres y las creencias de gran parte de los habitantes de estas tierras. El vino y el fervor por las reinas que se vive en el Anfiteatro en la noche central completaron los platos del menú turista que sirven los mendocinos.
La música en vivo fue otra de las apuestas de esta fiesta, que además estrenó una banda de sonido original, interpretada por una orquesta de 40 músicos ubicados en el centro de la escena y bajo la sombra de un simulado parral que rememoró las antiguas vendimias donde los vendimiadores entonaban sus cantos de alegría y júbilo por una nueva cosecha.
Los efectos especiales sobre el agua, las cajas lumínicas y los cerros, incluído un cuadro de teatro negro completaron la composición que ofreció Grigor.