Horacio Pagani: "Es imposible ganarme una discusión, grito, hago quilombos... pero no digo tantas boludeces"

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"¡Wiki, Wiki!" grita Horacio Pagani, con una sorprendente voz infantil pero ronca. Termina de gritar y se ríe sólo, frente a la cámara del fotógrafo. Segundos después vuelve al ataque: "¡Wiki, Wiki!", repite, y sin poder controlarse, estalla en carcajadas. Cuando se da cuenta de la sorpresa de los presentes recupera la compostura y explica. "Siempre grito eso cuando me piden fotos, así no salgo serio. Hago tantas fotos por día cuando la gente me para en la calle, que ya encontré un método para no salir como un ortiva cuando me veo después en las redes sociales". Así es Horacio Pagani. Un loco racional. Un explosivo metódico. Un descontrolado medido. Tuvo que aprender a ser de este modo, explica, para que sus "dos yo", como él los denomina, no se mataran. Especialmente frente a cámaras. Eso explica cómo alguien que estuvo 45 años en gráfica como prosecretario de Redacción de la sección de deportes del diario "Clarín", en el diario "El Mundo" y en "El Gráfico", pudo saltar a la tele y a la radio y convertirse en un personaje tan hilarante como exasperante. Y, por sobre todo, popular.

-¿Cómo creaste este monstruo?

-Yo siempre fui igual. Siempre fui dos. Siempre fui de hacer quilombo, discutidor, me decían "el loco". Lo que pasa es que al entrar a la tele, entré por eso, me invitaron al programa éste en el que estoy ahora (N. de la R.: "Estudio futbol" en TyC Sports), me calenté un poquito y ahí me contrataron. Me parece que en la tele ese temperamento es fundamental. El personaje es fundamental.

-¿Y te cuesta reconocerte frente a las cámaras?

-El tema es que como no me veo no pasa nada. Mientras yo estoy ahí esta todo bien. Ahora, cuando empiezan las repeticiones…, ahí me quiero morir.

-Y empiezan muy seguido…

-¡Demasiado! La gente cree que yo trabajo en "Bendita TV", porque me repiten tanto que se confunden. Todos esos programas de repetición me obligan a verme y, a veces, cuando me veo, me doy un poco de impresión.

-¿Qué decís?

-Siento que todo es exagerado. Me parece demasiado. Y a veces pienso si eso realmente puede gustarle a alguien, puede parecerle simpático. Lo cierto es que no finjo, es natural. No tengo nada planeado. Igual entiendo que la tele es así, exagerada. Ya me siento un actor. Lo principal es tener argumentos para decir. Yo puedo hacer el quilombo más infernal pero siempre argumentando. Que sea verosímil.

-¿Aunque no te creas ni vos las cosas que defendés?

-Bueno, sí, cuando me meto en un berenjenal, sé sostener lo que digo. Te sostengo lo que sea. Es imposible ganarme una discusión. Grito, hago quilombos, pero no digo tantas boludeces y ésa es mi excusa para creer que no estoy derrumbando todos mis años como periodista serio.

-¿Te arrepentís de alguno de tus exabruptos?

-Dos veces me agarraron en el aire diciendo barbaridades y después me quise morir. Me arrepiento de ser tan boludo. Una vez se me quedó ofendido Humberto Maschio y yo no lo quería ofender. Yo lo respetaba. Me quería morir cuando me di cuenta de que estaba saliendo al aire lo que era una joda fuera de cámara (N. de la R.: Pagani se refirió a él diciendo que estaba "gagá" y "hecho mierda").

-¿Hiciste terapia alguna vez?

-Por supuesto. Hice solo, y además en grupo, durante 14 años. Yo tengo un par de divorcios… Dos. Con una de mis mujeres me casé dos veces porque el divorcio todavía no era legal acá, entonces hice tres bodas.

-Lo decís con cierta vergüenza…

-Es que un poco de cosa me da. Encima hice fiesta las tres veces. La tercera ya le había dicho a mis amigos que los que me hicieron regalos las dos primeras veces, no trajeran nada.

-Las mujeres tienen la sensación de que tipos como vos no se enamoran, no quieren…

-¡Eso no es verdad! Yo cuando me casé la primera vez tenía 21 y mi mujer tenía 17, nos casamos muy jóvenes y no funcionó. Yo estaba muy enamorado pero esta profesión es muy complicada para tener pareja. Ésa es mi excusa.

-¿Es tan así?

-Durante mucho tiempo, sólo tuve los miércoles libre. Y mi vida fue complicada. Yo terminaba tarde por los cierres, cenaba después de la madrugada, me acostaba a las cuatro y me levantaba al mediodía como un zombi para llevar a mis hijos al colegio. No es fácil vivir con alguien así. Mi primera mujer ni se esperaba que yo me convirtiera en eso. La segunda ya lo sabía pero tampoco se lo bancó. Eso era muy complicado y ahí me rajaron. Los dos matrimonios me rajaron a mí. Yo no me separé porque quise.

-Entonces confirmás que hay un corazón…

-¡Yo soy puro corazón! Ahora se nota más porque tengo una pareja part time y es más fácil convivir.

-¿Cómo es la pareja part time?

-Convivimos mitad de la semana. Teniendo un poco libertad es cuando te manejás mejor en pareja. A esta conclusión llegué después de años de terapia y grandes crisis.

-¿Y cómo llegás a la terapia grupal?

-Cuando me separé la primera vez tuve un gran quilombo mental. Hice terapia malamente, de manera individual y el tipo me atendía mal. Le tomé bronca a la terapia. Un tiempo después, cuando volví a tener otro quilombo (risas), me recomendaron hacer terapia de grupo y ahí estuve catorce años. Lo que pasa es que se terminó el grupo porque iban cambiando todos lo compañeros y yo me iba quedando. Eran grupos de siete y por mi grupo pasaron como cincuenta personas. Yo me quedaba. Yo me quedo siempre en todo.

-O sea, la terapia mucho no te sirvió…

-Hay cosas que yo no te puedo decir porque después me mandás preso… Yo me quedo en todos lados, por eso tengo 45 años en "Clarín" y me hubiese quedado en todos los matrimonios sino me echaban. Yo me quedo. Me aquerencio. Yo, por ejemplo, voy a comer a "La Raya" hace años. Pero ahora se mudó y para adaptarme estoy haciendo un gran esfuerzo. Me joden los cambios, me cuestan. Ya fui como ocho veces y no me cierra.

-¿En política te metés?

-Siempre fui de izquierda y tuve un discurso de izquierda.

-¿Que es ahora ser de izquierda?

-Y no, ahora con ese tema tengo un lío bárbaro (risas).

-¿Cómo vivís los cuestionamientos al Grupo Clarín?

-Es feo lo que se está dando ahora. Yo pregunté de quién era esta revista y me dijeron que era del "Grupo 23" y que está peleado con "Clarín" y dije: "¡pucha!", antes de venir. Pero después me di cuenta de que yo no soy "Clarín" y yo no tengo nada que ver con esos conflictos. Yo estoy orgulloso de haber trabajado en "Clarín"; me dio mucho porque fue muy masivo y eso me dio muchas posibilidades. Me hizo conocer el mundo. Yo hacía deportes, en épocas duras pero hacía deportes y eso me mantuvo al margen de ciertas cuestiones.

-¿El mundial del ´78 estuvo arreglado?

-Eso es mentira. Acá se instalan las cuestiones y una vez que se instalan, listo. Yo fui tres meses antes a ver un partido a Lima entre la Selección argentina y Perú y en un tiempo la Argentina hizo tres goles. Era verosímil que una selección así pudiera arrasar con todo. Ahora, que el mundial le haya convenido a los militares es otra cosa y me excede. En deportes, nosotros no estábamos al tanto de los desaparecidos. Una vez, en París, escuché hablar de lo que supuestamente pasaba en el país y me pareció un delirio. No lo creía. Para mí "Clarín" era y es un trabajo. Al que le estoy agradecido, pero no puedo hacerme cargo de cosas tan grandes como las que se debaten ahora.

-¿Seguís con miedo a perder el prestigio en gráfica o ya se te fue?

-Siempre algo de miedo tengo. Ése es el tema con vivir al borde del personaje; es raro, pero para ser muy honesto, me divierte enormemente.

Fuente: revista Siete días

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