Por Gillespi
Para Télam
Hay algo necesario en cada artista y es tener una gran personalidad, carácter, carisma o ángel, características que los hacen distintos al común de la gente.
En otras palabras, aquellas personas que naturalmente emergen de su grupo de pertenencia en base a su histrionismo y personalidad serán los artistas en potencia.
Suelen ser los “payasos“ del colegio, los cómicos que alegran las reuniones familiares y los románticos trovadores que cantan al final de los asados. Para ese tipo de personas la carrera artística es una continuación natural de sus travesuras de chicos.
Muchos de los artistas populares que conocemos han comenzado a actuar desde niños. Podría citar por caso a Abel Pintos, Soledad, Luciano Pereyra, Andrés Ciro Martínez, Charly García y tantos más. Al contar con tan valiosa materia prima, parece más sencillo potenciarla y apuntalarla con estudio, prácticas y perfeccionamiento.
Así es como aparecen en escena los conservatorios, cursos, profesores particulares de música o canto, sería algo así como la autopista hacia la consagración.
Que el arte elija tempranamente a sus representantes no excluye a un verdadero ejército de entusiastas quienes a pesar de no contar con ese carisma natural también pretenderán llegar a la cima.
Cientos de aspirantes con poco talento, tímidos y toscos aprendices transitan por las calles colgando sus guitarras en la espalda. Tienen las mismas esperanzas e ilusiones que los naturalmente dotados. Incluso, como veremos más adelante, las mismas posibilidades de lograr su sueño.
El éxito y la notoriedad no siempre recaen sobre los más aptos. La teoría de Darwin rebotaría frente a muchos ejemplos de la música. Las variables son infinitas y hay dos factores que juegan también: la suerte y la perseverancia.
Hace unos días fue a dar una charla abierta para alumnos de música (adolescentes y pre-adolescentes) en la casa de la cultura de Adrogue. Veía sus caras expectantes. De alguna manera me veía a mi mismo hace 30 años.
Traté de decirles que, a mi entender, la suerte es un factor muy importante. Como sucede en cualquier aspecto de nuestra vida, el azar hace que crucemos la calle en el preciso momento o perdamos por segundos el tren que va a descarrilar. Todo el tiempo nos salvamos o nos condenamos según las decisiones que vamos tomando y la vida se va construyendo a cada minuto.
Todos aquellos artistas que han podido trascender han tenido su cuota de suerte. Aparecieron en el momento y el lugar justos, hubo alguien que los descubrió, que les ofreció una posibilidad y ellos estuvieron a la altura de las circunstancias.
Cuando la suerte llega es mejor que estemos bien preparados para el desafío. Allí es donde el azar se cruza con el talento o la capacidad que podemos llegar a tener.
También es cierto que a la suerte hay que sostenerla con talento todos los días.
Podríamos hablar de la suerte como comienzo de la historia y la capacidad para mantener esa historia vigente en el tiempo.
La música suele ser una carrera de velocidad por momentos y de regularidad en otros. Los lanzamientos de nuevos discos y presentaciones importantes son como carreras de velocidad, ahí hay que poner todo para que el proyecto siga.
Las bandas, al comienzo suelen construir su público dando pequeños conciertos. El siguiente paso es la grabación del primer disco (que contiene las canciones que los seguidores ya vieron en los conciertos) . El disco afirma a la banda, como así también a esos primeros seguidores que ahora tienen la posibilidad de escuchar esas canciones todo el día en sus aparatos de música. A su vez, nuevos seguidores aparecen por la natural onda expansiva de la salida del disco y las notas de prensa que hará la banda en los medios.
Como se suele decir en el ambiente, después hay que salir “a defender“ el disco. Es decir salir a tocar por nuevos lugares para difundirlo cada vez más.
Este es el comienzo de una carrera musical. Este procedimiento “disco-conciertos“ se repite muchas veces más, con la creciente responsabilidad de que los nuevos discos sean mejores que los anteriores y los conciertos también. La carrera de velocidad ahora se convierte en carrera de regularidad.
Detrás de los consagrados artistas populares suele haber un largo y polvoriento camino recorrido en micros de larga distancia, conociendo pueblos y gente, conquistando a todo aquel que escuche sus canciones.
Talento y esfuerzo, carisma y perseverancia, personalidad y trabajo suelen combinarse para que los sueños se hagan realidad. Como alguna vez dijo Pablo Picasso: “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando".