Rechazadores sistemáticos de hábeas corpus no es una tipificación del Código Penal. Es una acusación que se desprende de la mayoría de los testimonios contra los exjuecesy exfiscales que son juzgados ante el Tribunal Oral Federal Nº1 en el IV Juicio por delitos de lesa humanidad.
Esta semana se retomaron las audiencias, y declararon Emma Mercedes Granich, Irma Morales, Elvio Villafañe y María Florencia Santamaría.
Los cuatro testimonios coincidieron en reflejar la escasa, nula o esquiva respuesta de la Justicia Federal frente a denuncias o presentaciones de familiares de exdetenidos y desaparecidos.
La primera en dar testimonio fue Emma Granich, citada como testigo en la causa que investiga la detención ilegal y posterior desaparición de su hermano menor, Héctor Pablo Granich. La testigo recordó a Héctor como una persona muy puntual y fue esto, dijo, lo que llamó su atención aquel 14 de mayo de 1976, cuando Pablo no llegó a su casa a la hora acordada. A raíz de este hecho Emma se comunicó con sus familiares y fue entonces cuando tomó conocimiento sobre el violento allanamiento sufrido por la familia Granich, en el cual Héctor quedó detenido.
Este hecho fue denunciado inmediatamente en la comisaría 7ma de Godoy Cruz y posteriormente en el Comando. “Por un cadete de la Escuela de oficiales de la Policía, llamado Carlos Chávez, supe que en el D2 existía una lugar que llamaban ‘sala de música’, porque ahí los hacen cantar a todos”, expresó la testigo al recordar la referencia que le diera Chavez. Prosiguió su relato detallando las múltiples acciones realizadas para dar con Héctor, entre estas, visitas a las inmediaciones del D2.
“Ante la desesperación fui una noche al D2 por si escuchaba sus gritos”, rememoróy agregó sobre este episodio que fue sorprendida por unos policías que la ingresaron al centro de detención, pero, sin hallar datos, salió del lugar, sin dejar de percibir la presencia de un médico con el delantal ensangrentado.
“Pasó un año y seguíamos buscando en el Comando; allí el oficial Cardozo era quien tenía las listas con los nombres de las personas pero fue el Coronel Furió quien me confirmó que Héctor estaba en el Liceo Militar General Espejo”, declaró Emma. Sin embargo en aquel lugar nuevamente fue negada la presencia de Héctor, y continuó su búsqueda en la 8va Brigada de Comunicaciones y en la Caballería.
Ante la Justicia, Emma presentó tres habeas corpus. “Al presentar habeas corpus me decían que eso era inútil, y jamás tuve respuestas”, declaró la testigo. Y agregó que al presentar un segundo habeas corpus la intimaron a pagar una multa para no quedar detenida”. Para aquel entonces el Juzgado Federal Provincial estaba precedido por el ex juez Luis Miret y el entonces fiscal, Otilio Roque Romano.
Emma declaró sobre la desaparición de Héctor tanto en el Juzgado Provincial como el Nacional. “Pasó mucho tiempo hasta que me contestaron que mi hermano no estaba detenido en ninguna dependencia del Estado”, expresó. Finalizó su testimonio tras relatar pormenorizadamente el peregrinar de los Granich, sin encontrar respuestas aún hoy sobre el paradero de Héctor.
Hábeas Corpus por Camilo Giuliani
El segundo testimonio fue brindado por Irma Morales, quien declaró sobre la detención ilegal padecida por su esposo, Pedro Camilo Giuliani.
Pedro fue detenido en junio de 1976 en su lugar de trabajo, la Secretaría de la Dirección General de Escuelas. Al recibir esta noticia, Irma comenzó a buscarlo en diferentes dependencias públicas, comisarías y en el juzgado provincial, donde presentó un habeas corpus.
Pedro Giuliani nunca tuvo causa judicial y el único motivo que se le adjudicó en su detención se debió por simpatizar con el peronismo. Al recuperar su libertad, fue despedido de su lugar de trabajo y debido a las secuelas provocadas por la tortura durante su cautiverio, sufrió un accidente cerebro vascular debido a lo cual perdió parte de su movilidad y el habla.
El tercer testimonio: Elvio Villafañe
Elvio Villafañe fue testigo en la causa que investiga la detención ilegal y desaparición de su cuñada, Lidia De Marinis.
Comenzó su relato detallando dos violentos allanamientos ocurridos el 3 de julio de 1976. Uno de ellos realizado en la vivienda de Villafañe por un grupo de personas armadas, que irrumpieron con la consigna de llevarse detenida a Lidia. Al no encontrarla, sucedió el segundo allanamiento, esta vez, en la vivienda de Lidia donde finalmente fue detenida y trasladada al D2.
El testigo detalló las gestiones realizada junto a los familiares de Lidia. Entre ellas, la presentación de numerosos habeas corpus ante el Juzgado Provincial, con la subrogancia del exmagistrado Luis Miret.
Villafañe recordó, además, que en 2005 y 2007 intentaron entrevistarse con el juez Miret y que en ocasión de una marcha de los Organismos de DDHH, con su suegra Isabel Figueroa de De Marinis y dos personas más fueron informados de que “Miret no recibe a nadie si no es con audiencia previa”. Lo mismo ocurrió con una jueza de la que no pudo precisar el nombre. La finalidad era reclamarles celeridad en la realización de los juicios que se llevan adelante ahora.
Las negativas y las amenazas fueron la única respuesta que encontraron ante una desesperada búsqueda para dar con Lidia.
Villafañe, tras reconocer los documentos incorporados en la causa que investiga la desaparición de Lidia, recordó un episodio ocurrido en 1979, momento en el cual realizó una asistencia técnica en la construcción de la vivienda de un hombre llamado Carlos Marco (ya fallecido). Por medio de este hombre accedió a un legajo con documentación de Lidia en el D2. “Este hombre me mostró la última hoja en donde había una cruz en todo el papel… y me dijo: no la busques más”, finalizó conmovido.
Rechazo y rechazo, la única respuesta de los exjueces
Finalmente, el testimonio de María Florencia Santamaría versó sobre su detención ocurrida el 30 de abril de 1975, detenida y torturada en la comisaría Nº16 de Las Heras.
El 9 de mayo, la militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores fue trasladada al Penal Provincial. Durante su cautiverio en ese lugar, fue llevada a declarar ante Miret y Romano al Juzgado Provincial. En ese momento, la testido recordó que se abstuvo de declarar y recordó que “en ese momento estaba muy herida y con mucho miedo”.
El 25 de septiembre de 1976 María Florencia fue trasladada a Devoto donde permaneció hasta recuperar su libertad, en junio de 1982.
La testigo brindó información además sobre las detenciones padecidas por su compañero, Héctor Ortiz y su hermana, Blanca Graciela Santamaría, y aseguró que los habeas corpus presentados para dar con ellos, fueron rechazados por el exjuez Luis Miret.
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social/Juiciosmendoza.blogspot.com.ar