Remembranzas de los estudiantes de periodismo Amadeo Sánchez Andía, asesinado en Canota a manos de militares, y de Billy Lee Hunt, desaparecido durante la dictadura, y de una joven pareja de militantes oriundos de Mar del Plata se oyeron en una nueva audiencia del IV Juicio por delitos de Lesa Humanidad en Mendoza, donde se sumaron las declaraciones de Estela Mercedes Alcaráz, María Alejandra Vitale y Enrique Bonino.
Con respecto al estudiante de Periodismo en la Escuela de Comunicación Colectiva y militante de la Juventud Peronista, Billy Lee Hunt, expresó: “Era tal el dolor y la desesperación tras la desaparición de Billy que hasta el día de hoy no sé con claridad qué fue lo que realmente le sucedió. Sólo sé que no está más con nosotros”.
Teresita Isabel Bátiz había descripto a Billy, quien fue su novio, como un muchacho “integrante de una juventud maravillosa. Era lindísimo y agradable”. En alguna oportunidad, cuando ya sabían que él era vigilado y perseguido, ella intentó convencerlo de que se fuera del país, pero la respuesta fue: “No, me quedo hasta el final de esta lucha”.
Se conocieron cuando tenían ambos 16 años. Poco después, Billy comenzó su militancia en la Juventud Peronista. Estudió primero en el Liceo Militar, luego en el Nacional Agustín Álvarez y terminó la Secundaria en el Instituto Sochi. Se enroló en la Escuela Superior de Periodismo y allí tuvo una amplia participación en el Centro de Estudiantes.
Los hermanos Bonino solían dar asilo a Hunt en un departamento ubicado en Chacras de Coria. A los días de producida la desaparición de Hunt, Bonino llegó al departamento y observó que “no había nada, se habían llevado todo, hasta las tapitas de la luz”. Al respecto, dijo: “La lógica me indica que ese allanamiento se vinculó con el asesinato de Billy”.
De la misma manera, recordó en su relato a Amadeo Sánchez Andía, también estudiante de Periodismo en la Escuela de Comunicación Colectiva, asesinado en Canota.
Bonino contextualizó su testimonio en sus años como estudiante de la Facultad de Ciencias Agrarias, época en la que simpatizaba –al igual que su hermano, Rafael Bonino- con agrupaciones de izquierda. A los quince días de producido el golpe cívico militar, Bonino fue víctima de persecuciones y estuvo detenido en el D2 aproximadamente una semana. “El motivo, lo desconozco”, sostuvo ante el tribunal.
La detención se produjo una noche cuando salía de una reunión social a la que había ido a buscar un libreto de teatro junto a otros cuatro jóvenes. “Fuimos a buscar esa obra de teatro escrita por una chica que estaba en ese cumpleaños, y al dar la vuelta veo la luz de una camioneta y soldados que disparaban desde las acequias”, relató Bonino.
Los cuatro jóvenes fueron llevados de una seccional policial al D2. En este centro clandestino de detención, Bonino fue interrogado en reiteradas ocasiones e indagado sobre el nombre “María Eva”, que figuraba en el libreto teatral. Al no encontrar vinculaciones, Bonino quedó en libertad pero a disposición del Poder Ejecutivo Nacional por falta a la Ley 20.840. Esto le valió la suspensión por seis meses en la facultad, persecuciones, discriminación por parte de sus pares e impedimentos de profesores que obstaculizaron sus estudios.
Dos niñas testigos del crimen de una pareja
Las mujeres aportaron, además, información sobre el asesinato de la joven pareja de militantes María del Carmen Laudani y Jorge José, jóvenes militantes oriundos de Mar del Plata, acribillados en plena vía pública en abril de 1977.
El hecho ocurrió en calle Uruguay de San José, en Guaymallén. Ellas tenían entonces sólo 12 y 13 años de edad y habían salido a escondidas a comprar golosinas en un negocio cercano a la casa donde se encontraban reunidos sus familiares. Fue allí donde ambas quedaron encerradas al producirse un operativo policial y militar.
“Los militares habían tomado toda la manzana, caminaban por los techos; habían perseguido por varias cuadras a la pareja y los mataron justo frente a la casa donde nosotros estábamos reunidos”, expresó Estela Alcaráz. Recordó también que al salir del negocio observó el cuerpo de María del Carmen tirado sobre la calle, bañando en sangre.
“Se escuchaban gritos de una mujer, corridas, tiros y después silencio”, agregó María Vitale al reconstruir aquel episodio. Además, mencionó que al salir reconoció a efectivos de la policía federal y provincial, camiones y autos de militares y civiles disfrazados con pelucas y barbas largas.
Las audiencias continúan la semana próxima con testimoniales previstas para el día martes 9 de diciembre, a las 9.30, en el primer piso de Tribunales Federales.
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social