IV Juicio de Lesa Humanidad: "Yo tenía 5 años, vi como se llevaban a mis padres... a los 29 supe que los habían matado"

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Algunos de los acusados de homicidio y otros delitos de lesa humanidad. Foto: Prensa Gobierno de Mendoza

 

"Yo tenía cinco años. Me acuerdo de dos hombres, los recuerdo como rubios, con lentes oscuros y con armas. Me amenazaron con el arma para que les diera las llaves de mi casa. Mi mamá me había dicho que no se las diera a nadie, pero me estaban apuntando. Y bueno, les dí la llave. Eran como las tres de la tarde. Como a las seis vi cómo unos hombres esperaron a mi papá, que llegaba de trabajar, y le pegaron, después nunca más supe de mis padres". El testimonio de Gabriela Elizabeth Gutiérrez en el juicio a jueces, policías y militares por delitos de lesa humanidad enmudeció a todos en la sala.

La ahora mujer, entonces niña, fue testigo del secuestro de sus padres, Manuel Alberto Gutiérrez y María Eva Fernández, ocurrido el 9 de abril de 1977. A ella la habían dejado al cuidado de una vecina. Su testimonio fue sumado al de cientos de víctimas del terrorismo de estado cuyos verdugos son acusados de homicidio o de omisión en el IV Juicio de Lesa Humanidad que se hace en Mendoza, que agrupó en una causa a las fechorías por las cuales deben responder, entre una larga lista de acusados, los ex jueces Otilio Romano, Luis Miret, Guillermo Petra y Rolando Carrizo.

“Era una familia vecina; el padre de mi amiga era un oficial retirado. De mis padres no supe nada más hasta los 29 años, cuando me confirmaron que habían sido asesinados al mes de haber desaparecido”, expresó la testigo que tras aquel suceso,  vivió con sus abuelos maternos en Buenos Aires.

La mujer, aportó también datos sobre el asesinato de Juan Manuel Montecino, amigo de su padre, asesinado en plena vía pública y sobre lo cual declaró: “en el árbol cercano a su casa todavía están dos de los impactos que le dieron”.

 

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Gabriela Gutiérrez brindó su testimonio desde Buenos Aires por teleconferencia. Foto: juiciosmendoza.blogspot.com

 

El testimonio de Alfredo Hervida
Además dieron su testimonio este lunes Alfredo Hervida, Teresita Batiz y Ana María Montenegro.

Hervida, dio detalles  sobre su detención ocurrida el 17 de diciembre de 1976.

Hervida fue llevado a la Comisaría 31 de Guaymallén y sometido a golpes hasta ser trasladado al D2 donde permaneció aproximadamente un mes en condiciones infrahumanas, totalmente incomunicado y torturado en numerosos interrogatorios.

El testigo recordó a otros presos políticos con quienes coincidiera en cautiverio, entre ellos Miguel Ángel Rodríguez.

Producto de las torturas, Hervida sufrió quemaduras en los genitales e inmovilización de una de sus piernas. El 10 de enero de 1977, fue llevado a la Penitenciaría de Mendoza donde nuevamente fue interrogado. En esa dependencia identificó a los exoficiales Calegari y Carrizo entre los carceleros e interrogadores. Sobre la presencia de enfermeros o personal médico expresó que “era habitual que nos desvistieran y revisaran antes un interrogatorio”.

La detención de un estadounidense
Posteriormente declaró Teresita Isabel Batiz sobre el secuestro de Billy Lee Hunt, ocurrido en abril de 1977.

Billy, nacido en Tennessee, Estados Unidos,  y radicado en Mendoza a los cinco años de edad. En su adolescencia  se dedicó a la música y liderando la banda "Los Caravelles" (1962 - 1967) que  interpretaba canciones de The Beatles. Además era estudiante en la Escuela Superior de Periodismo y militante de la Juventud Peronista desde 1974.

“Para mí era un nota de orgullo que él siendo norteamericano, militara por causas tan valiosas”, recordó Teresita sobre quien, para entonces, fuera su compañero. Billy fue visto por última vez el 2 de abril de 1977 en la casa de Rafael Bonino ubicada en la calle Arístides Villanueva. “Me dijo que si algo le pasaba, avisara a su familia”, recordó sobre ese último encuentro en el que le sugerían salir del país, pero “Billy decía que no iba a abandonar esa lucha”.

Al producirse su desaparición, la testigo expresó que la negativa era constante en cada lugar donde se consultara sobre el paradero de Billy. El peregrinar incluyó vistas al Consulado norteamericano, al Comando Policial, comisarías y presentaciones de habeas corpus por parte de familiares de Hunt.

“Era una juventud maravillosa, llena de valores”, expresó la testigo y afirmó que los militares y la policía “nos quebraron la historia, destruyeron familias y eso es algo que no se puede perdonar. Esto fue algo siniestro y necesitamos justicia”.

En marzo del ‘77, Hervida fue trasladado al Penal de La Plata, y posteriormente a la Cárcel de Caseros donde fue sometido a una causa Penal que lo condenó en 1978 a dos años de prisión y pago de una multa de 20.000 pesos por falta a la ley 20840. Quedó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional hasta su exilio a Suecia en 1980.

Hervida sólo había participado en centros de estudiantes del colegio secundario Pablo Nogués. “Eso era lo que a ellos más les molestaba y querían saber mis vinculaciones con otras personas”.

Dos primos, el mismo destino
Finalmente, Ana María Montenegro, testigo presencial de la jornada, declaró sobre los hechos vinculados a la desaparición de su entonces compañero Daniel Olivencia, y el secuestro de su primo, Roberto Azcárate.

Ana María Montenegro habló sobre el contexto socio político, desde las preliminares al golpe cívico militar y la ejecución del plan de aniquilamiento ocurrido tanto en San Juan como en Mendoza. De la misma manera relató sobre su vínculo con Daniel Olivencia, a quien conoció en la Facultad de Antropología Escolar cursando la carrera de Psicología y compartiendo una militancia nacida en la Juventud Universitaria Peronista, para luego integrar ambos el Movimiento “Azul y blanco” y Montoneros.

En marzo de 1975, por decisión de la agrupación, la pareja se trasladó a San Juan y recibió asilo en la casa de Juan Carlos Poblete y María Cristina Moyano, ambos, actualmente desaparecidos, cuya hija nacida en la ESMA aún es buscada por familiares.

Para el mes de septiembre, Montenegro decidió retornar a Mendoza con su hija recién nacida. “San Juan era un lugar saqueado por Olivera y Dimarchi, que tras ser condenados a perpetua se escaparon”, expresó la testigo, quien al llegar a la provincia se alojó en un departamento ubicado en la calle Arístides Villanueva alquilado por Guillermo Salatti (con quien luego se casó y tuvo dos hijos).  “Nuestra vida, si bien se ha constituido a través de los espantos del golpe cívico militar también por otros actos muy solidarios”, recordó Montenegro al preludiar los hechos ocurridos en ese domicilio, el 21 de marzo de 1977. Ese día, un grupo de uniformados vinculados al D2 llegó al edificio y durante 48 horas “destruyeron y saquearon todo lo que había allí”. Este hecho fue denunciado en la Comisaría 5º de la Provincia, cuya investigación nunca prosperó.

Con respecto a la detención de Roberto Azcárate, expresó: " él no tenía nada que ver con la militancia y estaba totalmente ajeno a todo lo que estaba sucediendo”. Vinculó la detención ilegal y la tortura padecida por Azcárate en el D2 debido al vínculo que los unía. “Roberto fue alguien cuyo acto subversivo que se le atribuyó fue el ser mi primo y esto es prueba del horror que quisieron implementar con ese plan de aniquilamiento por quienes aceptaron el triste rol de ser los genocidas”, señalócon firmeza.

Ana María Montenegro es una de las sobrevivientes militantes de Montoneros que partieron a San Juan y en su testimonio recordó a otros de sus compañeros de militancia, entre ellos a  Ana María Moral, acribillada por la espalda en las cercanías de la Iglesia de Fátima.

“La única herramienta que tuvimos al alcance de nuestras manos fue presentar habeas corpus que -como han declarado ya- quedaron en un gancho de carnicería en la Justicia provincial”, expresó con vehemencia.

Fuente: Radio Nacional/Ministerio de Desarrollo Social

 

 

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