Iván Noble, líder en los 90 de la banda Los Caballeros de la Quema, una de las bandas más importantes del rock argentino de los `90 junto a La Renga y los Piojos, que abrieron el grifo a lo que luego se denomino rock barrial o chabón, acaba de editar Pistolas al amanecer.
Luego de la disolución de los Caballeros, Noble se alejó de las tradicionales pasos rockeros y buscó un sonido propio como cantautor, pero también tomó distancia de vicios y clichés de rocker.
La toma de distancia no solo fue musical -aunque se mantuvo dentro de un formato rockero-, sino también intelectual, Noble a lo largo de los años adoptó una vida más hogareña y desalentó en su público la cultura de las bengalas, las banderas y los fans subidos al escenario.
En ese marco se encuadra la autocrítica que Noble hace del rol de las bandas de los `90, a pocos días de haberse cumplido un nuevo aniversario de la tragedia de Cromañón, que tuvo como protagonistas al grupo Callejeros.
En su último disco, Noble encontró finalmente el lugar musical que le queda cómodo, el de la canción americana, ese estilo que mezcla rock, blues, country, folk al estilo de Tom Petty, Ryan Adams, Neil Young y Bob Dylan, y en este nuevo disco lo plasma de manera encantadora.
Pistolas al amanecer es un disco con letras de soledad, post divorcio, y notables arreglos musicales de la mano de sus guitarristas Benjamín López Barrios, Peter Akselrad y del veterano Gringui Herrera, que aportó el toque sureño con el slide, la steel guitar y la lap steel, bien al estilo americano.
En esa pose de donjuán que amaga a retirarse del ruedo, de perdedor fachero, Noble la juega en sus canciones y en este disco que abre con la melodía bien up de la bonita “Waterloo”, pero esa onda que quiere jugar se capta mejor en la juguetona “Donde gustes y cuando quieras”, compuesta junto a Vicentico, con quien comparte estrofas.
Párrafo aparte para un hallazgo de Noble, convertir aquella gran canción de Julio Iglesias, “Me olvide de vivir” en una pieza country, bien rockera, con el traje de donjuán veterano que la juega de perdedor.
Noble reconvirtió la canción, que ya suena en radios de todo el país y ha entrado en el gusto de muchos jóvenes (que no saben que el autor es Julio Iglesias), le dio nueva vida, bien acompañado por Gringui Herrera jugando a ser el más Allman Brothers del lugar.
Noble le dio una entrevista a Télam en la que repasa de qué va el disco y hace una autocrítica del rock de los 90.
-¿Sentís que Caballeros de la Quema fue generador del rock barrial y de toda esa movida que terminó en la tragedia de Cromañon?
-El rock de los 90 alimentó un monstruo en el sentido de que se sacralizo a la monada, al aguante, a los trapos, al yo estoy arriba y vos abajo, pero si querés subí y cantá. Las bandas que crecimos en los 90 sabíamos que íbamos a ser más populares cuanto más le dijéramos a la gente que iba a ser como nosotros, era más importante quedarte a tomar una cerveza en Cemento con la gente que afinar un instrumento.
Esa práctica fue errónea, la gente paga la entrada para ver al artista, el que importa es el que está arriba del escenario. No pagué mi entrada para ver al de al lado, prender cien bengalas. Eso fue un error.
-¿Y en relación a la tragedia de Cromañón?
-Cromañón sin un Estado corrupto no hubiese ocurrido, pero nosotros también tuvimos que ver y en términos artísticos pese a la popularidad que alcanzamos fue una etapa de involución.
Yo no quiero tener una mirada desagradecida del rock de los 90, pero los que cimentamos nuestras carreras ahí, deberíamos ser autocríticos en términos artísticos y de responsabilidad civil.
-¿Tuviste oportunidad de conocerlo a Omar Chaban?
-A Chabán lo conocí muy poco, no tengo autoridad para hablar de él, tocamos cuatro veces en Cemento y en cambio en Arpegios, que no era de Chaban, sí tocamos mucho. Ante la magnitud de la tragedia cualquier cosa que diga será medio gratuita porque no tuve tanto trato con él.
-Con el paso de los años te volviste más abierto musicalmente y metés otros ritmos fuera del rock.
Yo escuchaba tango, folklore y Beatles y en la casa de mi tía, donde pasaba bastante tiempo, y en la casa de las madres, de mis primeras novias, sonaban Julio Iglesias, Sandro, Palito. Esa es mi banda de sonido de la infancia.
-¿Así llegaste al cover de "Me olvide de vivir" de Julio Iglesias, que ahora suena en todas las radios?
Con Julio Iglesias me pasó que vine a Sony, revise que discos había, encontré un compilado de Julio Iglesias y me lo llevé. La segunda canción era "Me olvidé de vivir" y me vi cantándola y bueno, decidí resignificarla.
Después de los 40 te sacás de encima lastres de miradas bien pensantes sobre cantantes populares, te sacas prejuicios, empezás a leer y te das cuenta que Caetano Veloso canta con Roberto Carlos y está todo bien.
A la cumbia, por ejemplo, no le puedo entrar por ningún lugar, pero cantores melódicos como José Luis Perales, Nino Bravo o Sandro me encantan y digo: hijo de puta, mirá la canción que hizo. Por eso yo quise reversionar a Julio. Por ahí los pibes no conocen estas canciones. Me encantó hacer este tema. Ojalá un día pueda cantarla y comer un asado con él.