En tiempo de descuento apareció Juan Román Riquelme para sacar un tremendo remate desde afuera del área que se metió al lado del palo de Javier García, que no pudo hacer nada. Boca ganó 1-0 de visitante sin ningún sustento más que la magia del crack que juega con la camiseta número 10.
El capitán "xeneize" sacudió el arco de su amigo Javier García con un derechazo desde afuera del área para anotar un golazo que no festejó y dejó mudo a un estadio que lo hostigó mayoritariamente durante toda la noche.
La victoria, cuarta en condición de visitante desde el retorno del entrenador Carlos Bianchi en enero del año pasado, cortó una racha de dos empates consecutivos sin goles y permitió el acceso a zona clasificatoria para la Copa Sudamericana con 49 puntos.
A cuatro fechas del final, Boca quedó décimo en el torneo con 20 unidades, a siete del líder River Plate.
Además, el éxito de esta noche extendió a 375 minutos el invicto de la valla de Orión. Los últimos goles recibidos fueron en la derrota ante Central (2-1), por la undécima jornada.
Para Tigre, que fue ligeramente superior en el juego, el resultado resultó una decepción y le impidió despejar en la lucha por el descenso, del que hoy se distancia a siete puntos.
Boca tuvo su mejor momento en el partido durante los 20 minutos iniciales, en los que generó sus ocasiones de gol más claras de los pies de su jugador más punzante: Luciano Acosta, extrañamente reemplazo en el segundo período.
El diminuto futbolista "xeneize" complicó a la defensa rival con su movilidad y remate de media distancia, que hizo sonar dos veces la alarma del arco de Javier García, la segunda tras estrellar la pelota en la base del palo derecho.
Después de ese pasaje, Tigre se reacomodó en la mitad de la cancha y ejerció una presión asfixiante sobre el campo rival para aislar a los rivales de buen manejo del balón.
Pese a la bandera con la leyenda "Este es tu barrio", Juan Román Riquelme pasó una noche incómoda en Victoria, no sólo por el hostigamiento de la mayoría de los hinchas en cada una de sus intervenciones sino también por el acoso de un mediocampo áspero.
A partir de esa marcación, Tigre tomó el control del partido y marcó una superioridad nítida durante los últimos 25 minutos de la parte inicial, en los que mereció la apertura del marcador.
El no haberla lograda tuvo un responsable exclusivo: el arquero Agustín Orión, protagonista de tres salvadas providenciales antes del descanso.
El jugador del seleccionado argentino se lució entre los 35 y 39 minutos con tapadas ante Kevin Itabel, Ariel Nahuelpán y Matías Pérez García, siempre desequilibrante en el ataque de Tigre.
Lucas Wilchez fue otro de los hombres importantes en el mejor pasaje de Tigre, al desbordar una y otra vez el costado derecho defendido por Hernán Grana.
La parte inicial resumió, en definitiva, lo mejor de uno y otro porque el segundo tiempo, decididamente, estuvo de más hasta el instante del tremendo gol de Riquelme.
Tigre no consiguió la misma presión de la etapa inicial y sólo inquietó a Orión con un tiro libre de Pérez García a los 20 minutos.
Mientras que Boca apenas si se acercó al arco de García, luego de que Bianchi ordenara la salida de Acosta y mantuviera a un inofensivo Claudio Riaño.
Con ese contexto, el cero era un hecho para todos, excepto para Riquelme, que a los 46 minutos recogió una pelota suelta a 35 metros del arco y sometió a su amigo con un tiro pegado al palo derecho, a media altura.
Fuente: Télam
El gol
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