Este lunes en Córdiba comenzó el juicio por el crimen de Marta Elsa Sosa de Fagetti, asesinada en mayo de 2017 en su casa en esa provincia. La mujer fue una testigo clave en causa de lesa humanidad en Mendoza, aportando datos de gran relevancia que permitieron condenas a perpetua en el quinto de estos procesos, llevado a cabo en San Rafael.
El imputado por la muerte de Sosa de Fagetti es Juan Carlos Ríos, un albañil que trabajaba en la casa de la víctima. Su hijo, Javier Fagetti, adelantó que espera que el juicio incluya la imputación por femicidio, además de la de "homicidio criminis causae" (es decir cometido para tapar otro delito). El juicio será por jurados.
"Ella trataba muy bien a los albañiles, gente humilde. Gente de barrio. Inclusive uno de ellos tenía las llaves de la casa de mi vieja. Porque ella se iba a trabajar temprano y ellos se quedaban todo el día. Ríos es un psicópata. Primero creo una historia en donde a mi vieja le robaron en la casa. En ese momento, yo vivía en Mendoza, entonces no podía ayudarla a controlar la situación. Nosotros con mi hermana le pedimos que pusiera un freno porque temíamos que le iban a robar más. Pero bueno, después terminó pasando algo mucho peor", señaló Fagetti, entrevistado por la agencia Paco Urondo.
Añadió porqué pelean por la ampliación de la imputación: "La imputación es por “criminis causae”. Nosotros lo planteamos como un femicidio, creemos importante que se de la discusión de fondo. Ellos no era pareja. Solo tenían un trato profesional pero yo creo que hay que rever ese tipo de imputaciones. El femicidio tiene que ser un agravante y el asesinato de mi vieja fue porque el tipo era un psicópata quedo “flasheado” por el trato que les daba mi vieja. Que los trataba realmente bien y les dejaba comida y la llave de la casa. Esa condición de humanidad que tenía hacia todas las personas y sobre todo a las personas de menor recurso terminó con el asesinato de ella. Creemos que vamos pedir la pena máxima de 35 años. Es un momento importante en Córdoba. Hay muchos femicidios. Acá casi todos los días matan a una mujer".
Sobre el imputado, Fagetti señaló: "El asesino la mató porque estaba en su mente asesinarla porque había blanqueado su pretensión de violarla y para ocultar el delito la mato. Para nosotros la discusión que hay que traer es la discusión sobre la importancia de las realidades que están viviendo las mujeres. Mi vieja fue un caso más. Pero no va ser la última. Cada día hay uno o dos asesinatos. El objetivo que tenemos nosotros, más allá de querer lograr justicia, es que queremos que quede una jurisprudencia. Y que se trate el tema de fondo en este tipo de juicios y la sociedad vea lo que hacen estos tipos y de esa forma se tome más conciencia. Hay que romper con esta mirada patriarcal que todavía lo ve como un delito sexual".
Fagetti, un caso emblemático
La desaparición de Héctor A. Fagetti valió el pedido de detención de la ex presidente María Estela Martínez de Perón y su gabinete por parte del juez Raúl Héctor Acosta.
El caso se inició el 25 de febrero de 1976, cuando Fagetti, un empleado de 26 años de la municipalidad de San Rafael, fue detenido por fuerzas de seguridad. Nunca más se supo nada de él.
Fueron juzgados en el quinto juicio de lesa humanidad en Mendoza muchos de los responsables de su destino, entre ellos Luis Alberto Stuhldreher, ex intendente de facto de San Rafael y ex funcionario del gobierno de Julio Cobos. Fue señalado por Marta Elsa Sosa de Fagetti como el militar a cargo del operativo de secuestro y desaparición de su esposo.
Fagetti era militante de JP y Montoneros, fue secuestrado en San Rafael el 25 de febrero de 1976 por fuerzas policiales y militares que actuaban como Triple A. En enero de 2007 este hecho, impune como tantos otros hasta el momento, llevó al juez federal de Mendoza, Héctor Acosta, a pedir la captura internacional de la ex presidenta María Estela Martínez de Perón.
La esposa de Fagetti recordó así el día de la detención: “El 25 de febrero a las dos de la tarde llegamos al negocio que teníamos, hacíamos empanadas y pastelitos, nos cambiamos para trabajar, abrimos una gaseosa e íbamos a comer algo. De pronto escuchamos ruidos. Apareció un soldado y gente de civil. Ingresa un militar y yo le pregunto quién es. Me responde ‘Stuhlderher’. Sacaron todo, hasta ladrillos, entró gente y más gente. Ofrecí gaseosa, había soldados. Golpeaban las paredes donde sonaba hueco, preguntaban por las armas. Encontraron telegramas de felicitaciones por el nacimiento de Javier que había coincidido con el 17 de octubre. Se los llevaron. Yo estaba en un rincón y los veía gigantes. El que estaba a cargo del operativo dijo: “Preguntá qué hago, acá no hay nada”. Los llevaron a Aldo al domicilio particular en un jeep. Había un camión con personas de traje oscuro. A mí me llevaron en un Fiat 125, desde ese momento el ruido del arranque de ese auto me trastorna”.