
Alfredo Cornejo debió negociar con Luis Petri los candidatos para llenar los casilleros del radicalismo en la lista de la alianza liderada por La Libertad Avanza. El hecho constituyó la más clara demostración de la devaluación electoral del jefe del radicalismo mendocino con la irrupción de Javier Milei en el escenario político. La escena, que en otros tiempos habría sido impensable, expone el nuevo orden de fuerzas en la política provincial, donde el radicalismo ya no ostenta el control absoluto de sus propias decisiones.
Entre las prendas de cambio que allanaron el acuerdo por las candidaturas radicales, el gobernador y el ministro de Defensa sellaron los pasaportes a la Legislatura de Silvia Cornejo y Griselda Petri, sus hermanas. El gesto, lejos de ser anecdótico, revela cómo los vínculos familiares se entrelazan con las negociaciones partidarias, y cómo los espacios de poder se reparten no solo por afinidad ideológica, sino también por lazos personales. En este nuevo esquema, la política se vuelve aún más endogámica, y los acuerdos se cierran en mesas chicas donde la representación ciudadana queda relegada.
Cornejo afronta la campaña en curso despojado de la poderosa lapicera con la que llenó a discreción las listas del radicalismo desde 2013 hasta 2023. Durante una década, el exsenador y actual gobernador definió con precisión quirúrgica quién entraba y quién quedaba afuera, cuánto valía cada aliado y qué lugar le correspondía en el tablero electoral. Esa lapicera, símbolo de poder interno, hoy está en manos ajenas. El despojo fue parte del precio de la alianza con Milei, el más alto que haya pagado en su extensa trayectoria política, plagada de negociaciones con costos enanos frente a los del pacto con La Libertad Avanza.
Efecto Milei
La alianza con Milei no solo modificó el mapa electoral, sino que también alteró las reglas internas del radicalismo mendocino. Cornejo, que supo ser el arquitecto de coaliciones exitosas como Cambia Mendoza, ahora debe ceder espacios, negociar candidaturas y aceptar imposiciones que antes habría rechazado sin titubeos. Luis Petri, empoderado por su cercanía con el presidente libertario, se convirtió en un actor clave en la definición de listas, diputándole cartel al histórico liderazgo de Cornejo.
La paradoja es evidente: el gobernador mendocino, que en otros tiempos fue el garante de la gobernabilidad radical, hoy paga los costos de una alianza que lo obliga a compartir protagonismo con un dirigente que hasta hace poco subestimaba.
La obligación confesa de Cornejo
El martes 29 de julio por la noche, el gobernador y el ministro de Defensa ofrecieron una conferencia de prensa conjunta para anunciar el fin de las negociaciones internas del centenario partido.

El escenario se montó en el Comité Provincial de la UCR, ubicado en la calle Alem, con los intendentes del partido como figuras centrales de la escenografía. La imagen buscó transmitir unidad, pero dejó entrever tensiones no resueltas. La presencia de los intendentes, muchos de ellos incómodos con la alianza libertaria, fue más un gesto de disciplina partidaria que una muestra de entusiasmo.
Petri habló en nombre del presidente, a la vez que Cornejo dijo que sentía “la obligación de acompañar al gobierno” del libertario Milei. La frase, cuidadosamente elegida, revela el dilema del gobernador: acompañar sin compartir, respaldar sin pertenecer del todo. Se suponía que el costo electoral de Petri lo pagaría Karina Milei, la influyente secretaria general de la Presidencia, pero se lo terminó adosando a Cornejo, el vencido. El costo político de esa transacción es difícil de calcular, pero deja claro quién cedió más en la negociación.
Cornejo, que supo construir poder desde la gestión y la estructura partidaria, enfrenta ahora un escenario donde la lógica de Milei impone velocidad, ruptura y personalismo. El radicalismo corre el riesgo de convertirse en un apéndice funcional de La Libertad Avanza, perdiendo autonomía y diluyendo su identidad.
La foto del acuerdo, con Cornejo y Petri compartiendo micrófono, es más que una postal de campaña: es el retrato de una transición. El radicalismo mendocino, que durante años fue el motor de la política provincial, ahora debe redefinir su rol en un escenario donde Milei marca el ritmo.
Detrás de la noticia
La alianza entre el radicalismo mendocino y La Libertad Avanza plantea interrogantes sobre el futuro del partido.
-¿Puede un espacio centenario, con tradición institucional y vocación democrática convivir con una fuerza que promueve la ruptura del statu quo y la confrontación permanente?
-¿Qué queda del ideario radical cuando sus principales dirigentes deben negociar candidaturas con un ministro libertario que responde directamente al presidente?
-¿Es esta alianza una estrategia de supervivencia o el inicio de una transformación irreversible?
INTERROGANTES SOBRE EL FUTURO DE LA UCR DE MENDOZALas respuestas están en la interpretación libre de cada uno de las potenciales consecuencias de la disrupción coyuntural que implica la derrota indiscutible de Alfredo Cornejo en la arena de la construcción electoral.