Juan Pablo Varsky repasó cómo Lionel Messi le acomodó un ladrillo a la pared de la historia con su nombre: el delantero le ganó a Pep Guardiola, hasta ahora el máximo responsable del fútbol total del equipo culé que supo conformar. El hilván de la columna fue una nota vieja, premonitoria, de Juan Tellón, en el diario El País, de Madrid.
"Cada partido de fútbol es una venganza por una cicatriz truculenta que un rival te legó en un viejo partido, cuyo recuerdo aún te acosa cuando apagas la luz.
"Nunca ves el minuto de cobrarla, por eso juegas a todas horas, y te vas con el balón a la cama, y le das toques a un cajetilla de cigarros vacía. Sin ánimo de revancha el fútbol no sería mas importante que la liga de bridge. No se puede jugar a vida o muerte, como corresponde, sin enemigos acérrimos y viles a los que devolver las infamias.
"Ellos son, en el fondo, los verdaderos amigos, los que le sacuden a uno el aburrimiento. Por suerte, el jugador se despierta por las mañanas con sed de venganza. Mi idea de un día perfecto es pisar una caca de perro nada más salir a la calle. A partir de ese instante tengo un buen motivo para vivir, y ya sólo sueño con el segundo en que encuentro al dueño del animal....", dice Tellón en el principio del editorial rescatado por Varsky.