El Tribunal Supremo de Brasil alcanzó la mayoría para despenalizar la posesión de marihuana destinada al consumo personal, transformándola en una infracción administrativa en lugar de un delito penal. La decisión fue avalada por ocho de los once jueces. Implica un cambio significativo en la legislación brasileña sobre drogas.
Este debate comenzó en 2015, cuando un ciudadano condenado por posesión de drogas argumentó que su condena no afectaba la salud pública, sino únicamente la suya.
El fallo no implica la legalización o autorización del consumo de marihuana, sólo reconfigura la concepción legal de la tenencia. Los jueces aún no definieron la cantidad exacta que distinguirá a los consumidores de los traficantes, aunque se estima que será de alrededor de 40 gramos, en línea con las propuestas de los jueces.
Los jueces que votaron a favor dijeron que la descriminalización se deberá restringir a la posesión de marihuana en cantidades adecuadas para el uso personal. La venta de drogas seguirá siendo ilegal.
El presidente del Supremo, Luis Roberto Barroso, subrayó que el consumo en lugares públicos sigue siendo ilegal, reafirmando que el tribunal no se está legalizando el uso de marihuana.
Contraataque conservador
En respuesta a la posible despenalización del consumo de marihuana, el sector más conservador del Congreso presentó una propuesta de ley para criminalizar la posesión de cualquier tipo y cantidad de droga.
Esta propuesta, ya aprobada por el Senado, está siendo tramitada actualmente por la Cámara de Diputados.
En 2006, el Congreso de Brasil aprobó una ley que buscaba penalizar la posesión de cantidades pequeñas de drogas, incluida la marihuana, con castigos alternativos, como el servicio comunitario.
Los expertos dicen que esa ley es demasiado imprecisa y que no establece una cantidad específica que ayude a los organismos de orden público y a los jueces a diferenciar entre el uso personal y el tráfico de drogas.
La policía siguió arrestando a las personas que llevaban cantidades pequeñas de drogas, acusándolas de tráfico, y la población carcelaria de Brasil siguió aumentando.
“La mayoría de las personas en prisión preventiva y los condenados por tráfico de drogas en Brasil son infractores de primera vez, que llevaban con ellos cantidades pequeñas de sustancias ilícitas, y fueron capturados en operaciones policiacas rutinarias, sin armas y sin pruebas de tener alguna relación con el crimen organizado”, dijo Ilona Szabó, presidenta del Instituto Igarapé, un centro de investigación centrado en la seguridad pública.