La economía de China está en serios problemas, advirtió Paul Krugman, nobel de economía en el 2008, en su columna del diario estadounidense The New York Times. En su explicación, contrapuso la recuperación estadounidense posterior a la pandemia con el estancamiento chino. Sostuvo Krugman que la situación de China se agravó por los errores de administración del presidente Xi Jinping, pero advirtió que los problemas no hubieran desaparecido si el mandatario era mejor administrador.
“Ha estado claro durante mucho tiempo que el modelo económico de China se estaba volviendo insostenible”, consideró Krugman.
Y agregó: “Como señala Stewart Paterson, el gasto de los consumidores es muy bajo como porcentaje del PIB, probablemente por múltiples razones. Estos incluyen la represión financiera (pagar bajos intereses sobre los ahorros y otorgar préstamos baratos a prestatarios favorecidos) que mantiene bajos los ingresos de los hogares y los desvía hacia inversiones controladas por el gobierno, una débil red de seguridad social que hace que las familias acumulen ahorros para hacer frente a posibles emergencias, y más”.
Krugman sostuvo que China no podrá mantener la tasa de inversión en los niveles altos que tenía porque “la población en edad de trabajar de China alcanzó su punto máximo alrededor de 2010 y ha ido disminuyendo desde entonces”.
Sobre esto concluyó: “Esta no es una nación que pueda invertir productivamente el 40 por ciento del PIB. Algo tiene que ceder”.
La administración de Xi sostuvo el consumo con una burbuja inmobiliaria, apuntó el Nobel. “Pero las burbujas finalmente estallan”, remató.
Consideró Krugman que los expertos coinciden en que el problema de la economía china radica en la “represión financiera” que redirecciona recursos de las familias a las grandes empresas, con lo cual la propia política económica conspira contra el consumo que se requeriría para que la producción tenga demanda interna.
El economista neoyorkino expuso que la economía china de hoy está en un problema similar al que enfrentó la de Japón en los ‘80. Opinó que Japón gestionó bien esa crisis. “Evitó el desempleo masivo, nunca perdió la cohesión social y política, y el PIB real por adulto en edad de trabajar aumentó en realidad un 50 por ciento durante las siguientes tres décadas, no muy lejos del crecimiento de Estados Unidos”, detalló a la vez que expuso sus dudas sobre las posibilidades de China para ir por la misma vía cuarenta años después.
Al final de su columna, Krugman se preguntó si China va a tratar de encubrir sus problemas económicos “emprendiendo un aventurerismo militar” y concluyó: “Así que no nos regodeemos con el tropiezo económico de China, que puede convertirse en un problema de todos”.