La decisión de elegir como sedes mundialistas a Rusia y a Qatar para los próximos mundiales en vez de a Inglaterra y a Estados Unidos terminó saliéndole muy cara a Joseph Blatter: los países no elegidos, especialmente Estados Unidos, empujaron una investigación por corrupción que dejó sin cancha al mandamás reelecto el viernes.
Anteriormente también hubo manejos turbios cuando Alemania fue elegida como sede para el 2006 y Sudáfrica para el 2010 pero por entonces no había países fuertes descontentos.
En las horas previas a la renuncia del presidente se conoció una denuncia contra la mano derecha de Blatter, Jerome Valcke, por la entrega de diez millones de dólares a la Concafaf para que votara a favor del país africano para organizar el Mundial 2010.
El escándalo comenzó la semana pasada cuando la justicia de Estados Unidos ordenó la detención de catorce miembros de la FIFA acusados de corrupción, dos días antes de la reunión del Congreso de la FIFA que reelegiría a Blatter. Entre los implicados se encontraban Jeffrey Webb (Islas Caimán), Eugenio Figueredo (Uruguay), Jack Warner (Trinidad Tobago), Eduardo Li, Julio Rocha, Costas Takkas, Rafael Esquivel, José Maria Marin y Nicolás Leoz, entre otros.
Fueron acusados de fraude, asociación delictiva y lavado de dinero. "Utilizaron sus posiciones de confianza para pedir coimas a cambio de los derechos comerciales, y lo hicieron una y otra vez, año tras año, torneo tras torneo", explicitó la denuncia de la Fiscal General de Estados Unidos
También fueron implicados altos ejecutivos de firmas de marketing deportivo vinculados con pagos de hasta 150 millones de dólares en torno a derechos de televisación y sobornos. Allí están implicados los argentinos Alejandro Burzaco, Hugo Jinkis y Mariano Jinkis.