Las guerras abiertas en Vaca Muerta son políticas y giran en torno a los contratos de las petroleras. En esa dimensión se entiende el ataque armado ocurrido el miércoles en la mañana en el bloque Sierras Blancas, de la multinacional Shell.
Quince, 20, 30... personas desplegaron un ataque tipo comando durante una convocatoria a los trabajadores de la contratista EDVSA. Se movilizaban en camionetas 4x4: cuatro Toyota Hilux y una Ford Ecosport. Entre los testigos hay disidencias en la cantidad de partícipes, como en la movilidades que estuvieron involucradas.
"El objetivo era mi compañero (Juan Acsama, referente de una facción de la UOCRA)", consideró ante la prensa un aliado del delegado que se identificó como Pablo.
Internado, fuera de peligro
Acsama está internado esperando que le saquen la bala que se le incrustó en la cabeza. "Está fuera de peligro", leyó el jefe de los fiscales en lo Penal de Neuquén, Pablo Vignaroli, en un informe sobre la salud del herido.
Hubo varios heridos en un ataque a tiros en un yacimiento de Shell en Vaca Muerta
"Se bajaron de las camionetas diciendo que nosotros no teníamos que estar ahí y disparando con nueve milímetro", contó Pablo. En el entorno de Acsama cargaron la responsabilidad intelectual del ataque a Juan Carlos Levi, líder del sector interno opuesto al de Acsama.
Levi encabeza su propio sector en la UOCRA neuquina desde hace mucho tiempo. Acsama es un emergente tras la salida de Juan Ángel “Rancho de Paja” Godoy, quien se retiró de la pelea que encarnaba contra Levi. Gente de Godoy enfrentó allanamientos y detenciones por tenencia de armas. Debilitado, el dirigente dio un paso al costado de la escena principal.
Listas y contratos
La pelea fue y es política. Los métodos desplegados en el teatro de operaciones desafían las leyes del Estado. Es habitual el uso de armas en la confrontación. El poder reside en los contratos y las listas. Por ahí drenan las inversiones, que este año dicen los organismos oficiales superarán los 5000 millones de dólares en Vaca Muerta.
Los contratos de las petroleras con las constructoras y las listas de nombres para ocupar los puestos de trabajo son los objetos principales de las pujas intrasindicato.
Los dirigentes provinciales de la UOCRA tienen un techo: las paritarias del sector y los aportes de los afiliados se concentran en la central nacional liderada por el histórico Gerardo Martínez.
La seccional neuquina del sindicato de la construcción está intervenida por la directiva nacional. Ejerce el poder Víctor Carcar. Paradójicamente, Carcar es el último secretario electo en la UOCRA de Neuquén. Ese mandato ya transcurrió por completo, aunque el dirigente lo ejerció por un lapso muy acotado. Asumió y al poco tiempo fue condenado por la estafa al policlínico Arbos. Estuvo prófugo hasta que lo detuvieron en julio del año pasado. Meses después, la Corte anuló la condena por la eternidad que tardó la sentencia. La causa no tenía nada que ver con el desempeño de Carcar en la UOCRA.
Pacificación jaqueada
Los problemas penales de Carcar abrieron un vacío de poder en el gremio, que fue ocupado por la confrontación entre dos facciones, de Levi y la de Godoy.
El desbande de esa lucha interna llevó al poder otra vez a Carcar. Después de salir de la cárcel, volvió al mando del gremio, esta vez como interventor. "Vengo a pacificar", dijo en febrero, cuando arrancaba su actual gestión.
Carcar, en línea con la directiva nacional de la UOCRA, condenó el ataque ocurrido en Sierras Blancas. La UOCRA desconoció como propios a los atacantes y deslindó en la Justicia toda la responsabilidad de identificar a los autores.
La gestión del "pacificador" presenció uno de los ataques más violentos en la historia reciente de la seccional sindical desde mayo de 2014. Entonces, le pegaron 20 balazos al dirigente José “Necho” Monsalve en un cruce armado ocurrido en pleno centro de la ciudad. Ahora el baleado no murió, cono aquella vez.