Pedro Brieger repesa la incidencia de la ocupación israelí de los territorios palestinos en la festividad de los cristianos que viven en Cisjordania. Audiovisual
Desde 1967, cuando Israel ocupó la ciudad de Belén y parte de Jerusalén, la navidad en ese histórico territorio se convirtió en una triste celebración, porque viven bajo ocupación y no pueden festejar la fiesta más importante para los cristianos en libertad.
Antes, se podía ir caminando de Belén a Jerusalén y de Jerusalén a Belén, donde había un camino de seis kilómetros que tiene siglos. Hoy ese camino está cortado en la mitad por un muro gigantesco que construyeron los israelíes y en el que hay un control estricto de quienes lo pueden atravesar.