La decisión del Gobierno Nacional de intervenir Vicentin, la principal agroexportadora de capital nacional, dejó fuera de juego al exministro del Interior menemista José Luis Manzano, socio de negocios de Daniel Vila -primero en medios y luego en petróleo- quien buscaba quedarse con la empresa con la ayuda de fondos buitre y acopiadores de granos de Rosario.
La agroalimentaria quebró pese a los generosos préstamos del Banco Nación durante la gestión de Javier González Fraga. Vicentín entró en cesación de pagos en diciembre de 2019 y pidió su propio concurso de acreedores. Es un concurso por más de US$ 700 millones, con 2.800 acreedores, para una empresa que recibió recientemente, de parte de la ANSeS, la asistencia del Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) para pagar el 50% de los salarios de los empleados.
La trama del crédito de Macri a Vicentín, la cerealera en concurso que le financió la campaña
Manzano -radicado en Ginebra-, buscaba financiar la operación a través de CarVal, un grupo de inversión que perteneció al Grupo Cargill.
CarVal fue, en 2008, uno de los inversionistas en la venta de Supercanal del grupo Vila-Manzano a Wite Bridge, una operación de 100 millones de dólares. Previamente, la oficina de valores de Cargill le había otorgado un crédito a Vila y Manzano por 40 millones en moneda estadounidense para instalar fibra óptica en Mendoza.
Señalaron en su momento las distintas versiones periodísticas que detrás de Manzano estaba Blackrock. Se trata de uno de los principales acreedores privados de la deuda pública Argentina. Posee cerca de 3.000 millones de dólares en bonos y junto a otros especuladores como los fondos Fidelity y Templeton son dueños del 25% de la deuda que el gobierno nacional se propone reestructurar.