
La política argentina atraviesa una transformación profunda. Cayó el monopolio del Estado Nacional sobre las decisiones importantes. Entró a tallar por el poder una cantidad de gobernadores, que despegó su sustentación política de una terminal nacional para recostarla en una fuerza provincial bajo su control.
La llegada de Javier Milei a la Casa Rosada aceleró la provincialización de la política, un proceso que venía gestándose. La atomización del poder se volvió evidente. Los gobernadores se volvieron atractivos para los gestores de intereses particulares, que hasta ahora veían acotado sus márgenes de acción a la Casa Rosada y al Congreso.
La política nacional formateada por la confrontación permanente entre el kirchnerismo y el antikirchnerismo, como desde hace dos décadas, perdió la capacidad de ordenar el escenario.
Desdibujadas por el golpe electoral de noviembre del 2023, las fuerzas nacionales dominantes —Juntos por el Cambio se disolvió y el Frente de Todos mutó en Fuerza Patria— quedaron atrapadas en la crisis de sus cúpulas, alejadas de las demandas territoriales.
Deriva provincializadora
La deriva poselectoral libró a su suerte a los gobernadores frente a la motosierra de Milei, que arremetió contra sus recursos con toda la furia. Y no hizo más que fortalecer la idea de que un armado electoral provincial bajo su absoluto liderazgo les daba mucho más sustentabilidad política que el alineamiento con una terminal nacional.
La política es imposible en las grandes ligas sin financiamiento.
Las campañas electorales cuestan hasta cien millones de dólares, siendo moderadas las estimaciones. Los gobernadores tienen padrinos: los dueños de las economías de sus provincias. Por caso: las petroleras y las mineras en el Oeste, las alimenticias y las agroexportadoras en la Pampa Húmeda, la industria de la timba en la Ciudad de Buenos Aires y los industriales manufactureros en la Provincia de Buenos Aires y Santa Fe.
La tendencia provincializadora de la política se expandió a casi medio país en la antesala de las elecciones legislativas del 26 de octubre.
Gobernadores con pasado en el peronismo, el radicalismo, el macrismo, el massismo y el sindicalismo lideran sus propios partidos. Algunos ya transitaban por la senda independentista; mientras otros tomaron esa vía en respuesta al ajuste fiscal inédito que les impuso el presidente libertario.
Unión de provincias, no de partidos
En el escenario libertario, la unidad con otros gobernadores cobró más valor que la unidad partidaria para la pelea de los incipientes líderes territoriales. Así surgió Provincias Unidas, la alianza fundada por los gobernadores Ignacio Nacho Torres (Chubut), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz), a la que se sumó el correntino Gustavo Valdés.
El espacio se presentó con un formato novedoso: una alianza entre provincias, no entre partidos.
La construcción incipiente se apoya sobre la base compuesta por el federalismo, el diálogo político y el desarrollo productivo del interior, establecieron los fundadores de Provincias Unidas.
La estrategia de crecimiento de la nueva fuerza carece de parámetros ideológicos, en su lugar, la síntesis de los intereses territoriales demarca los límites del espacio, que se posicionó a distancia de La Libertad Avanza como de Fuerza Patria en el tablero político nacional.
Provincias Unidas entró a la arena electoral al filo del cierre del plazo para presentar listas de candidatos para las elecciones legislativas del 26 de octubre de 2025. Los jefes territoriales exploraron una negociación de listas con Karina Milei y Eduardo Lule Menem, los armadores del presidente, pero no hallaron voluntad acuerdista en la Casa Rosada.
La oficialización del nuevo espacio confirmó la ruptura del gobierno nacional con los cinco gobernadores colaboracionistas, hasta entonces, con la gestión libertaria. Se presentó con la pelea por los recursos de las provincias capturados por Milei y la defensa de la diversidad de intereses particulares de cada jurisdicción como banderas.
Matriz económica y empresas líderes en las Provincias Unidas
Santa Fe – Gobernador: Maximiliano Pullaro
- Ejes productivos: Agroindustria, biotecnología, maquinaria agrícola, software.
- Sectores clave: Producción de soja, maíz, carne bovina, lácteos, autopartes.
- Empresas destacadas: Molinos Río de la Plata, Sancor, John Deere, Grupo Sancor Seguros, Bunge Argentina.
- Exportaciones: Alta participación en el comercio exterior agroindustrial.
Jujuy – Gobernador: Carlos Sadir
- Ejes productivos: Minería (litio), energías renovables, turismo, agricultura.
- Sectores clave: Litio, caña de azúcar, tabaco, energía solar.
- Empresas destacadas: Sales de Jujuy, Exar, Ledesma, Cannava SE (cannabis medicinal).
- Proyección: Polo estratégico en transición energética y bioeconomía.
Corrientes – Gobernador: Gustavo Valdés
- Ejes productivos: Forestal, arroz, ganadería, turismo fluvial.
- Sectores clave: Producción de arroz, madera, yerba mate, ganadería bovina.
- Empresas destacadas: Tapebicuá, Las Marías, Arauco Argentina, Celulosa Argentina.
- Fortalezas: Recursos hídricos y biodiversidad para ecoturismo y agroindustria.
Chubut – Gobernador: Ignacio Torres
- Ejes productivos: Petróleo, pesca, energía eólica, turismo patagónico.
- Sectores clave: Hidrocarburos, langostino, merluza, parques eólicos.
- Empresas destacadas: YPF, Pan American Energy, Aluar, Conarpesa, Patagonia Fishing.
- Desafíos: Diversificación productiva y sostenibilidad ambiental.
Santa Cruz – Gobernador: Claudio Vidal
- Ejes productivos: Minería (oro y plata), petróleo, pesca, turismo.
- Sectores clave: Oro, plata, gas, merluza, turismo glacial.
- Empresas destacadas: Cerro Vanguardia, Minera Santa Cruz, YPF, Sinopec, Estancia Cristina.
- Proyección: Potencial en energías limpias y valorización turística.
Córdoba – Gobernador: Martín Llaryora
- Ejes productivos: Industria automotriz, agroindustria, tecnología, educación.
- Sectores clave: Autos, maquinaria agrícola, software, lácteos, maní.
- Empresas destacadas: Fiat, Volkswagen, Arcor, Manfrey, Globant, Promedon.
- Fortalezas: Diversificación, infraestructura y capital humano.
Neuquén, el laboratorio del provincialismo
La política de Neuquén se presenta como un laboratorio político. Su sistema de partidos tiene identidad propia, fruto de la incidencia determinante del Movimiento Popular Neuquino (MPN), el partido que hegemonizó el poder provincial durante seis décadas. Fundado por los hermanos Felipe y Elías Sapag, el 4 de junio de 1961, el MPN ganó todas las elecciones por la Gobernación hasta 2023. La inédita derrota lo fulminó. En octubre, no habrá listas con su marca entre la oferta que encuentren los votantes neuquinos en la boleta única de las legislativas nacionales.
La derrota aniquiló a la organización, no así al mandamiento que la motivó y, luego, estructuró las plataformas que fueron delineando las gestiones de Gobierno, adaptada a los tiempos de cada una. De izquierda a derecha, las administraciones del MPN afianzaron la centralidad en el escenario político de la confrontación entre la Provincia, a la que interpreta con exclusividad, y la Nación, bajo la cual se aglutinan todas las demás fuerzas.
Con esa prédica impregnada en el electorado, el MPN fue imbatible para los partidos dominantes de la política nacional. Su hegemonía cayó en una contienda contra un partido nuevo cimentado sobre su mandamiento fundante, bajo el liderazgo de Rolando Figueroa, dirigente histórico del MPN, autoexiliado en vísperas de la campaña de 2023, al considerarse excluido de la carrera a la Gobernación por la conducción partidaria. Para octubre, Figueroa reordenó su fuerza bajo un nuevo nombre (La Neuquinidad), pero el mismo eje que hizo girar al MPN.
La secuela
El modelo neuquino es el más añoso, pero no el único orientado por la provincialización. En Córdoba, el cordobesismo fundado por José Manuel De la Sota, continuado por Juan Schiaretti y hoy representado por Martín Llaryora, ofrece otra experiencia de autonomía territorial.
En Misiones, el Frente Renovador de la Concordia, liderado por Carlos Rovira, también prioriza lo local, aunque sin resignar alianzas coyunturales con fuerzas nacionales. En Río Negro, Alberto Weretilneck consolidó su liderazgo con Juntos Somos Río Negro, una fuerza provincial que nació al margen de los partidos nacionales, inspirada en la experiencia del MPN al otro lado de los ríos Neuquén y Limay.


