En julio de 1977 Alicia “Licha” Zubasnabar de la Cuadra encontró un papelito debajo de la puerta del departamento donde vivía en La Plata. “16/6 la señora tuvo una nena, que no saben dónde está la nenita, los padres están bien, de la Cuadra”, decía el anónimo que le confirmó que su hija Elena, secuestrada con cinco meses de embarazo, había dado a luz. Y ella se convirtió en la primera presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, la institución que anunció con felicidad que una joven accedió a realizarse el estudio de ADN que confirmó que es hija de Elena y Héctor Carlos Baratti.
Cuando se llevaron a Elena y a Héctor la familia de la Cuadra ya sabía qué hacer. Para entonces sus hijos eran intensamente buscados por las fuerzas de la represión. Elena y Héctor militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML), el 23 de febrero de 1977, poco después de la noche, los secuestraron junto a otras personas con las que estaban reunidos en un consultorio odontológico de La Plata. Cinco meses antes, el 2 de septiembre de 1976, una patota había secuestrado a Roberto José, el hermano de Elena.
Como ellos militaban en el el PCML y participaba del movimiento obrero en la región. A Roberto José se lo llevaron de la casa de sus padres, Licha y Roberto de la Cuadra. En el ‘77, también cayó Gustavo Fraire, esposo de Estela, otra de las hermanas de la Cuadra que entonces se vio obligada a partir al exilio. Y también el concuñado de Estela, Juan Raúl Bourg y a la esposa de éste, Alicia Rodríguez de Sáenz.
Dos días después del secuestro de Elena, sus padres presentaron un habeas corpus por ellos. Y contactaron a un obispo que los mandó a ver al vicario castrense Emilio Graselli. En 2011, cuando Estela de la Cuadra declaró en el juicio por el plan sistemático de robos de bebés ante Tribunal Oral Federal Nº 6 llevó una valija con apuntes de esa búsqueda. Estaba el hábeas corpus y, de puño y letra los apuntes que Roberto de la Cuadra tomó de la reunión con Graselli.
“Dice que Elenita estaba bien, que estaba en los alrededores de La Plata”, leyó Estela ante los jueces y aclaró que el vicario castrense les aconsejó dejar la búsqueda. También les dijo que volvieran, que si Elena pasaba a disposición del Poder Ejecutivo entonces, quizá, podía ayudarlos.
La valija que llevó Estela al juicio demuestra que no lo hicieron, no dejaron de buscar a sus hijos, ni a su nieta. En el archivo de la familia de la Cuadra está cada anónimo que recibieron con noticias de Elena, de su esposo Héctor y de la bebe que nació en cautiverio y llamaron Ana Libertad. También los datos de su historia que pasaron de boca en boca entre los detenidos desaparecidos que compartieron cautiverio con ellos en la comisaría Quinta de La Plata, un centro que funcionó bajo el mando del entonces coronel Ramón Camps, y de la Dirección General de Investigaciones a cargo de Miguel Etchecolatz.
En agosto de 1977, Luis Velasco, uno de estos sobrevivientes se contactó con la familia de Elena. Les contó que había estado con Héctor en la comisaría, y que “él estaba obsesionado porque si alguno salía con vida le avisara a los abuelos del nacimiento de Ana Libertad”.
Por el testimonio de otros liberados, entre ellos Adriana Calvo, la familia de la Cuadra pudo saber que la nena estuvo unos días con su madre en esa comisaría, después la pesaron y la arrancaron de sus brazos.
En 2012, en el juicio por Circuito Camps ante Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, Osvaldo Lovazzano, otro sobreviviente, contó que sin bien no conoció ni a Héctor, ni a Elena, cuando lo liberaron una mujer que continúa desaparecida le rogó que se comunicara con los “de la Cuadra, acordate de la calle, del cordón, le decía”.
Al tiempo venció el miedo y se acercó hasta la Plaza San Martín frente a la gobernación, donde Licha y otras Madres hacían la ronda. A los 92 años, Licha falleció sin haber encontrado a su nieta, pero sus tías y primos la siguieron buscando.
Elena dio a luz a Ana Libertad el 16 de junio de 1977 en un calabozo de la Comisaría 5ª de La Plata. Nunca más se supo de ella. En diciembre de 2009, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó el cuerpo de Carlos Baratti: había sido enterrado como NN en el cementerio de General Lavalle. Su cuerpo había sido arrojado al mar en un vuelo de la muerte.
Fuente: Infojus.gov.ar