La Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM) manifestó su rechazo al otorgamiento de un bono de $24.000 que recomponga el salario de los trabajadores en blanco.
Según la entidad, que preside el hotelero Daniel Ariosto, el bono de fin de año muestra el "claro sesgo antiempresario" del Gobierno nacional "y busca seguir perjudicando a quienes brindamos empleo en blanco".
Calificó la ayuda para los empleados de "arbitraria y desconectada de la realidad".
La UCIM fue más allá y dijo que la entrega del bono "pone a todos los empleadores formales en la violenta posición de tener que salir a conseguir los 24.000 pesos de donde sea o lo que es peor, enfrentarnos a nuestros empleados, que tanto lo merecen y que, en la mayoría de los casos, conocen la situación de sus empleadores".
Pese a que el bono era un clamor de amplios sectores de la sociedad ante la estampida inflacionaria que destruyó el salario, la UCIM consideró que el Ejecutivo "pasa por alto las naturales instancias de negociación que son las paritarias, en donde trabajadores y empleadores acuerdan por voluntad y consenso, hasta donde puede llegar el esfuerzo por recomponer los salarios".
Sin embargo, la entidad admitió que los sueldos "están absolutamente deprimidos por una política económica desastrosa que ha llevado la inflación a niveles invivibles. Casi 100% al finalizar el 2022".
Mendoza, por otra parte, es una de las pocas jurisdicciones donde el empleo en blanco está estancado y lo único que crece a buen ritmo es el trabajo en negro. E turismo y la gastronomía llevan la punta en trabajadores negreados con alta rotación y despidos.
Los empresarios del vino y del turismo pagan los peores salarios privados de Mendoza
Sigue la UCIM -que suele reclamarle al Gobierno Provincial paritarias racionales para no subir demasiado los salarios-: "Este tipo de imposiciones no hacen más que seguir expulsando a más empresas a la informalidad que ya no pueden sustentarse y buscan sobrevivir de alguna manera y se ven presionadas a achicarse cada vez más y a ajustarse frente a un estado despilfarrador".
Luego se queja la entidad de la injerencia del Estado en el mejoramiento de los salarios: "Dejen en mano de los empresarios el sano manejo de sus números y el manejo de las herramientas de acuerdo con nuestros trabajadores".
Y cierra: "No sigan presionando a la minoría que resiste en la formalidad y paga la gran cantidad de impuestos que tiene que soportar, imponiendo obligaciones de manera intempestiva e inconsulta, disminuyendo aún más la ya escasa rentabilidad que obtienen las pymes tanto de de comercio, como de servicios o industriales".