Recién este año las inversiones en Vaca Muerta van a alcanzar a las registradas en 2015. El discurso que instaló el gobierno de Mauricio Macri sobre la llegada de capitales extraordinarios a Neuquén no se sostiene en la realidad.
Bajo la gestión macrista nunca se alcanzó la marca de inversiones del último año de Cristina Fernández, hasta 2019. Con 5343 millones de dólares, la apuesta global de las petroleras en Neuquén superó por 193 millones de dólares al flujo captado en 2015. Se trata de un alza del 3,74 por ciento año contra año.
En conclusión, durante la gestión macrista se relentizaron las inversiones en producción de hidrocarburos en Neuquén. Los flujos destinados por las operadoras cayeron drásticamente el primer año de Macri, a 3266 millones de dólares. Repitieron un lamentable desempeño en 2017 con sólo 200 millones más que el año anterior.
El subsidio destinado por el gobierno nacional para la producción incremetal de gas en Vaca Muerta, provocó un salto un poco más alto de las inversiones en 2018, hasta los 4185 millones de dólares. Muy abajo todavía de la marca de 2015.
Este año, las petroleras reunieron inversiones por 5343 millones de dólares. La atracción principal esta vez no es el gas, como el año anterior, sino el petróleo. Con el Brent, que es la referencia de precio para el mercado argentino, en torno a los 60 dólares, las petrolera hallaron motivos rentables para invertir.
Influyó una medida gubernamental: la liberación de las exportaciones, aunque para las mismas haya impuesto retenciones.
Pronósticos fallidos
El acuerdo para Vaca Muerta fracasó en cuanto a las inversiones que pronosticó el gobierno. En enero de 2017, Macri anunció una lluvia de inversiones a cambio de la flexibilización laboral.
El presidente dijo que las empresas se comprometieron a invertir 5000 millones de dólares ese año y “más que duplicar” esa suma en los años siguientes.
La precarización laboral a los petroleros no generó las inversiones que pronosticó Macri
Esa fase del acuerdo demoró un año en implementarse a full. Desde entonces se cuentan ocho trabajadores muertos en la cuenca neuquina. La mayor explotación laboral tuvo consecuencias trágicas.
