Mauricio Macri le dejó una pesada herencia a Alberto Fernández. Entre los pasivos, se cuenta una tormenta perfecta en Vaca Muerta. Macri dejó el gobierno con 700 despidos y 1200 suspensiones en la formación frenadas por la conciliación temporal del Ministerio de Trabajo.
Las petroleras mandaron los telegramas como represalia a una medida electoral del ex presidente: el congelamiento del precio del petróleo para evitar subas en los combustibles entre las PASO y las generales. La situación no cambió con la derrota final de Macri ni con el cambio de gobierno.
Ahora, el Sindicato de Petroleros Privados de Neuquén, Río Negro y La Pampa, liderado por Guillermo Pereyra, amenaza con parar toda la actividad en Vaca Muerta. Dice que la medida es contra las empresas, pero las respuestas se las exige al gobierno nacional.
Las petroleras decidieron los despidos y suspensiones porque dicen que están atrasados los precios del petróleo. Y ese supuesto atraso es una condición para que no se disparen los precios de los combustibles. La compañías con negocios en Vaca Muerta exigen precios en dólares, una condición imposible sin costos políticos para el gobierno. Es la tormenta perfecta.
Las compañías del sector, el gobierno de Neuquén y los sindicatos del gas y el petróleo le pasan la factura a Fernández. El tridente se mueve en yunta desde que se inició la explotación a gran escala de Vaca Muerta. A veces la sociedad es abierta, otras transcurre en las sombras. Nunca se quiebra ni cuando pareciera por el tono de las declaraciones mediáticas de las partes. Macri fue la cuarta pata en la mesa hasta que perdió las PASO por más 15 puntos, en agosto del año pasado. Hasta ahí, ninguna de las partes había puesto en blanco sobre negro la crisis que crecía desde hacía un año y medio.
Con la caída en desgracia de Macri en la arena electoral, la alianza se rompió. Las petroleras frenaron la producción en respuesta al congelamiento del precio del petróleo. La represalia contempló suspensiones y despidos masivos de trabajadores. La fórmula es la de siempre: la extorsión por la vía de la mano de obra.
La movida sindical
El gremio de Pereyra aguantó pasivamente hasta el final de la gestión de Macri. Ahora amenaza con "acabar con la paz social" en los yacimientos si el gobierno de Alberto Fernández no le resuelve el conflicto suscitado por la represalia empresaria contra Macri.
Pereyra fue senador nacional por el MPN de Neuquén desde 2013 hasta diciembre. Perdió ese cargo en las elecciones de octubre, quedando en el tercer lugar en su intentona por renovar. La disputa de poder en Vaca Muerta desatada en el escenario planteado por Macri en su retirada es apetecible para la redención del sindicalista.
El secretario general de los petroleros encabezó este miércoles una asamblea de trabajadores en Rincón de los Sauces. La localidad del norte neuquino es un bastión del sindicato. La intendenta Norma Sepúlveda fue parte del acto sindical. Es la sucesora de su mentor, Marcelo Rucci, el secretario administrativo del gremio de Pereyra, quien acaba de cerrar en diciembre dos periodos consecutivos al frente del municipio de Rincón.
“Hay medios nacionales que dicen que va a ser el primer paro general que va a tener el gobierno de Alberto Fernández. Nosotros no estamos en contra del gobierno, nosotros acompañamos y seguimos acompañando al gobierno nacional”, dijo Pereyra. Aunque, lo cierto es que toda la presión recae sobre el Presidente. Y que en el fondo lo intereses del gremio como los del gobierno de Neuquén, del emepenista Omar Gutiérrez, confluyen con los de las compañías petroleras.
Subsidios y tarifas estratosféricas
Los negocios en Vaca Muerta dependen de los subsidios del Estado y las tarifas dolarizadas. Al menos, así fue hasta ahora. La espeluznante crisis económica y financiera dejada por Macri es un cepo natural para la activación de cualquiera de esas dos variables. La estatal YPF lidera por escándalo el ránking de inversiones en la formación.
El primer proyecto a gran escala de Vaca Muerta fue Loma Campana. Se trata de un negocio a medias de YPF con Chevron, cuya operación corre ciento por ciento por cuenta de la compañía nacional.
El último gran proyecto en la formación es Fortín de Piedra, de Tecpetrol, el brazo petrolero de Techint. La multinacional liderada por el magnate Paolo Rocca desarrolló un gigantesco negocio con el gas natural apalancado por subsidios estatales. Los capitanes de la industria petrolera acusaron tras bambalinas un presunto negociado entre Rocca y Macri. Nunca hubo una investigación ni una denuncia formal. Lo cierto es que Tecpetrol era una petrolera de tercera línea antes de Fortín de Piedra y después pasó a disputar el liderazgo en la primera con las gigantes nacionales y trasnacionales del sector.