La querida y respetada periodista Susana Fernández, fallecida en mayo, fue reconocida este lunes en la Legislatura en un acto en el que se colocó su foto en el Salón Rojo.
Acompañaron su esposo Cecilio Del Olmo, familiares y colegas de todos los medios de comunicación y amigos.
El vicegobernador, Carlos Ciurca, recordó la trayectoria de Susana e hizo incapie en la sonrisa y la alegría que transmitió, además de su profesionalismo.
El periodista Luis Fermosel, amigo personal de Susana y de su familia, escribió unas palabras para recordarla. De extensa trayectoria, como persona y colega fue una incansable consejera, siempre dispuesta a colaborar con la tarea de los comunicadores de todos los medios y de todas las ideologías.
"Resulta difícil hablar de Susana Fernández, dejando de lado el aspecto emocional. Porque dejó un recuerdo imborrable entre todos los que la conocieron y porque sus cualidades personales supieron ganar el cariño de propios y extraños. Fue una periodista de alma y una amiga y maestra de corazón. Lejos del exitismo y de cualquier tipo de egoísmo, su misión y objetivo fue formar profesionales y gente de bien en cientos de jóvenes que decidieron abrazar la profesión de periodista", señaló Fermosel en uno de los tramos de su discurso.
"Fue leal a sus principios, aún en los momentos más duros en los que nos tocó vivir a los argentinos y supo respetar el disenso y las diferencias cuando recuperamos la democracia. Toda su capacidad, sus conocimientos y su experiencia las volcó en favor de quien recurriera a ella en la búsqueda de un consejo. Supo aceptar las críticas y convencer para que las reconozca al funcionario que pudiera sentirse molesto por algunas opiniones", siguió.
Recalcó también una de las características salientes por la cual se recuerda a "la Susi": "Siempre contenta, con una sonrisa y hasta una carcajada a flor de labios, como fiel reflejo de su carácter extrovertido. Fue así que ganó cientos de amigos, dentro y fuera de la profesión. Porque ella era así, directa, sin dobleces, sin un ánimo de trascendencia en el plano individual. Para ella no había horarios, sino que estaba a disposición de quien requiriera de su ayuda en cualquier momento del día, aún en aquellos en que, como madre y esposa, debía destinar a su familia".