Por Juan Manuel Fontán
Para Tiempo Argentino
El gobierno británico anunció que iniciará una investigación pública por el asesinato del ex agente de la KGB, nacionalizado británico, Alexandr Litvinenko, mientras los choques entre las fuerzas del gobierno de Kiev y las facciones pro-rusas recrudecen tras el derribo del avión MH-17 de Malaysian Airlines días atrás sobre territorio aéreo de Donetsk y occidente aplica nuevas sanciones a Moscú.
El caso Litvinenko, ocurrido en 2006, se mantuvo congelado durante varios años. En 2013 el gobierno británico se negó a reactivar la pesquisa, cuando miembros de la justicia pidieron abrir una investigación pública, al igual que ahora. En ese momento, la secretaria de Estado, Theresa May, había argumentado: "las relaciones internacionales han sido uno de los factores que han llevado al gobierno a tomar esa decisión", publicó Tiempo Argentino.
Todo indica que el asesinato del ex agente de inteligencia, compañero de Vladirmir Putin en la KGB, recobra su valor geopolítico en la puja entre oriente y occidente.
El ex agente de la agencia de inteligencia soviética Alexandr "Sasha" Litvinenko murió el 23 de noviembre de 2006 a los 43 años tras sufrir un profundo letargo al que entró luego de ser envenenado con Polonio 210 (elemento químico altamente radioactivo). Sasha era enemigo público de Putin, entonces y actual presidente de Rusia y ex director de la Servicio Federal de Seguridad entre 1998 y 1999.
Su muerte fue lenta, inevitable e impresionante para cualquiera. Su cuerpo, debilitado y enflaquecido, pedía a gritos apagarse. Su rostro, ya sin pelo y con un tono amarillo, anunciaba el inexorable final. Antes de irse, escribió una carta que le dedicó a los médicos y enfermeras que lo trataron, a su familia, en especial a su mujer, y a sus amigos; pero también acusó a Putin de ser el mentor de su asesinato.
Litvinenko vivía en Gran Bretaña, país que eligió como refugio político: era un ex KGB que denunciaba a su ex director por los horrores en las guerras de Chechenia, los manejos mafiosos de la política y los medios y las irregularidades en el Servicio Federal de Seguridad que él mismo integraba. "No veía ninguna diferencia entre los oficiales y las bandas mafiosas, contra las que debíamos pelear. La diferencia es que la mafia no tiene poder legítimo, los oficiales sí", atestiguó frente a cámara dos años antes de ser envenenado.
Sasha también se había encargado de denunciar públicamente la muerte de su amiga y periodista rusa crítica del gobierno de Putin, Anna Politkóvskaya, asesinada el 7 de octubre de ese mismo año (2006) en el ascensor del edificio donde vivía, en el centro de Moscú, de cuatro disparos: dos en el pecho, uno en el hombro y un último, confirmatorio, en la cabeza. Ese día también cumplía 54 años Putin. Desde entonces, libros y documentales han hablado de este hecho como un "regalo de cumpleaños" para el mandatario.
Litvinenko investigó el caso del asesinato de Polikóvskaya y culpó directamente a Putin. Murió menos de un mes después. Rastros de Polonio 210 fueron encontrados en cuatro lugares de Londres: su casa (en el barrio de Muswell Hill), en el Hotel Millenium (donde había tomado el té con dos ex colegas de la KGB, Andrey Lugovoy y Dmitry Kovtun), en el restaurante Itsu (donde había almorzado con el experto nuclear Mario Scaramella, en quien se confirmó que había rastros de Polonio 210 luego de un análisis) y en el estadio de fútbol del Arsenal FC, donde dos compatriotas de Litvinenko habrían asistido a ver un partido.
Su envenenamiento nunca fue esclarecido, aunque el gobierno ruso declaró de la mano de su actual ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, que colaboraría en la investigación. Sin embargo, cuando el gobierno británico pidió la extradición de Andrey Lugovoy, Rusia manifestó que su constitución no lo permitía. Es cierto: el artículo 61, inciso primero de su texto, especifica que "el ciudadano de la Federación de Rusia no puede ser expulsado fuera de los límites de la Federación de Rusia o ser extraditado a otro Estado".
"Puedes silenciar a un hombre. Pero resonará un gran aullido de protesta por todo el mundo, señor Putin, que se quedará en tus oídos durante toda tu vida", escribió Litvinenko en una carta que se dio a conocer luego de su muerte. "Todos los que se han acercado demasiado al secreto del terror que ha generado el FSB sobre Rusia por 12 años fueron asesinados o muertos repentinamente. No conozco a nadie que haya investigado profundamente a la FSB y siga vivo", había confesado tiempo atrás.
Según la periodista argentina, ex conductora de Visión Siete Internacional y autora de libro Rusos: postales de la era Putin, Hinde Pomeraniec, la revisión del caso es "política pura, presión sobre el Kremlin. Nada cambió en el caso salvo que quieren hacer reaccionar a Putin por el tema del avión".
Los únicos acusados se encuentran en Rusia y, salvo que el Parlamento reforme la constitución nacional, su extradición será imposible. La Duma rusa (Congreso) es ampliamente favorable al oficialismo y Gran Bretaña lo sabe. Sin embargo, los intereses de las dos mitades del mundo chocan en la península de Crimea, territorio bajo el cual Rusia provee de gas natural a la mitad de Europa.