La Justicia confirmó que los textos de los cuadernos atribuidos a Oscar Centeno usados para acusar a políticos y empresarios por coimas en la obra pública fueron adulterados por Jorge Bacigalupo, el amigo del ex chofer del Ministerio de Planificación Federal que operó la difusión del caso en el diario La Nación entregando el material al periodista Diego Cabot luego de un tiempo de tenerlo en su poder.
Un peritaje caligráfico ordenado por el juez Marcelo Martínez de Giorgi determinó que los textos de los cuadernos, cuya autoría se atribuyó Centeno, fueron sobreescritos por el expolicía Bacigalupo, quien ya había sido llamado a indagatoria en la causa que investiga la existencia de manipulaciones en el material del denominado Caso Cuadernos.
"La letra de las sobreescrituras en el caso denunciado por el empresario Armando Loson es de Bacigalupo", revelaron los peritajes realizados por la División Scopometría de la Policía Científica. Los peritos comprobaron la existencia de "leyendas agregadas y enmendadas" en el Cuaderno 7, informaron fuentes judiciales .
Tras la revelación del peritaje, el juez ordenó la extracción forense de los dispositivos móviles y electrónicos secuestrados en un allanamiento a la casa de Bacigalupo que tuvo lugar en el marco de la investigación.
La Justicia, con el auspicio del gobierno de Mauricio Macri, activó una megacausa contra ex funcionarios del kirchnerismo y una cantidad de empresarios de la construcción en base a los cuadernos de Centeno, mientras los medios afines al macrismo desplegaban un show en torno a los escritos que atribuían exclusivamente al ex chofer de Planificación Federal. Hasta la ex presidenta Cristina Fernández fue involucrada en la causa, aunque luego fue sobreseída.
La Vicepresidenta también fue sobreseída en otra causa derivada de los cuadernos, en la que el juez Julián Ercolini no encontró "elementos que permitan establecer la existencia" de cobros de coimas a los empresarios de obra pública Francisco Valenti y Enrique Pescarmona.
El informe del peritaje caligráfico que corroboró la alteración de los escritos de Centeno tiene 23 fojas. Fue firmado por el Comisario Alejandro Matías Centofanti, Jefe de la División Scopometría, la Inspectora Analía Noemí Ojeda y los peritos de parte Guillermo Latour, Gastón Latour y Jorge Baz.
Los cuadernos que aparecieron en 2019 están en poder del Tribunal Oral Federal 7, que se negó a entregarlos ante el pedido de Martínez de Giorgi para poder peritalos. En la misma línea que el TOF 7, la fiscal de juicio Fabiana León criticó la investigación de Martínez de Giorgi, a la que endilgó buscar el debilitamiento de las pruebas obrantes en la causa por las presuntas coimas. Entonces, para el peritaje caligráfico se usaron fotocopias.
"Si se contara efectivamente con el material original para la examinación, sería posible recabar una mayor cantidad de elementos valorativos que permita elevar el grado de asertividad en el colofón presentado", advirtió el equipo convocado por Martínez de Georgi para esclarecer el origen de los textos contenidos en los cuadernos.
El trabajo implicó la comparación de la caligrafía de los cuadernos con la de un archivo de la Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones de la Policía Federal Argentina, donde se encontraba el legajo de identidad de Bacigalupo y un expediente en el que se leía un manuscrito suyo. También se analizaron constancias manuscritas secuestradas en un allanamiento a una vivienda del ex policía en la calle Moldes, en la ciudad de Buenos Aires, Se trata de "agendas, anotadores y papelería varia", dijeron las fuentes. Esta comparación se hizo a "los fines de establecer el carácter o no de indubitado de los mismos".
Además, se analizó un "cuerpo de escritura obtenido en sede tribunalicia" durante el transcurso de este año, donde se verificó que "las características morfológicas se mantienen al igual que las combinaciones de signos del modelo cursivo con el de imprenta".
El peritaje consignó que “resulta destacable el repaso o enmienda en algunos signos literales tales como la “y”, “r”, “n”, tachaduras, varianzas de inclinación, presionado, como de magnificación y compresión de palabras; todo ello indicativo de la falta de espontaneidad en su concreción, lo que, si bien puede ser atribuido a un estado de nerviosismo del acto propio, resulta destacable y pasibles de mención en las variaciones ejecutivas desplegadas a lo largo de la formación de dicho cuerpo”.
El juicio por los cuadernos
El juez Claudio Bonadío avanzó en una megacausa contra funcionarios y empresarios luego de que se difundiera la existencia de los cuadernos de Centeno, con Carlos Stornelli como fiscal. Al morir Bonadío, la causa fue tomada por Ercolini. Finalmente, las actuaciones fueron elevadas a la instancia de juicio oral tras ser rechazadas varias impugnaciones de los imputados, que denunciaron la alteración de los textos de los cuadernos ante el juez del caso.
El empresario Armando Loson, siguiendo una estrategia definida por su abogado, Carlos Vela, decidió llevar la denuncia por adulteración de las notas atribuidas a Centeno a un juzgado distinto al que tramita la causa principal. Esa causa quedó a cargo de Martínez de Giorgi, a quien el imputado le presentó en abril de 2022 un estudio pericial privado que reportaba “más de 1.600 alteraciones del texto original: 1.373 sobre escritos y 195 correcciones con líquido corrector, a la vez que pudieron visualizarse 55 enmiendas o testados, entre otras anomalías”.
Las irregularidades denunciadas fueron corroboradas finalmente por un peritaje ordenado por el juez. Loson fue uno de los primeros empresarios detenidos en el inicio de la investigación, a la vez que estuvo entre los que sellaron acuerdos de cooperación con la Justicia a cambio de mejoras en su situación. Su abogado pidió que el caso fuese derivado a la Justicia Electoral porque los pagos que le endilgaba a su cliente fueron aportes de campaña. En principio Loson quedó afuera de los imputados enviados a juicio, pero más tarde se revirtió su situación y fue sumado a los acusados a juzgar.