La candidata de las encuestas a presidir Brasil que fue desairada por las urnas llamó a votar contra Dilma

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Marina Silva, con apoyo de la corporación de los pastores evangélicos, fue instalada por los medios poderosos de Brasil como rival de Dilma, pero en las urnas defeccionó.
Marina Silva, con apoyo de la corporación de los pastores evangélicos, fue instalada por los medios poderosos de Brasil como rival de Dilma, pero en las urnas defeccionó.

 

Marina Silva declaró este domingo su apoyo al opositor Aécio Neves para la segunda vuelta electoral en la que el conservador enfrenta a la mandataria del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff.

"Teniendo en cuenta los compromisos asumidos por Aécio Neves, declaro mi voto y mi apoyo a su candidatura", afirmó Silva, quien obtuvo el 21,1 % de los votos en las elecciones del pasado domingo, en un pronunciamiento ante la prensa. La candidata fue inflada por los instaladores de opinión pública en Brasil, que llegaron a darla como preferida para el pueblo al final del proceso electoral en base a sondeos de opinión que quedaron en vergüenza frente a la realidad reflejada en las urnas.

Silva puntualizó que su apoyo no se realiza a cambio de un acuerdo de Gobierno y lo hace como "ciudadana", puesto que los partidos que la apoyaron en la primera vuelta ya han manifestado sus posiciones particulares.

Seis de los integrantes de la coalición han manifestado su apoyo a Neves, un partido minoritario abogó por la neutralidad y la Red Sustentabilidad, movimiento impulsado por Silva, que aspira a constituirse en un partido independiente, solo ha indicado a sus militantes que no voten por Rousseff.

La ex funcionaria de Lula Da Silva valoró los compromisos que asumió el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en un manifiesto leído el sábado, en el que recogió varios principios defendidos por Silva durante la campaña electoral.

Silva dijo que entiende esos principios como "compromisos con la nación" y afirmó que suponen una "segunda carta a los brasileños", en alusión al manifiesto con el que Luiz Inácio Lula da Silva logró tranquilizar a los inversores y ganar las elecciones de 2002.

En su manifiesto, Neves se comprometió con principios del desarrollo sostenible, con el mantenimiento de los programas sociales desarrollados por Rousseff y con antiguas banderas de la izquierda, que dijo que han sido "descuidados" por la mandataria, como la reforma agraria o la defensa de los indios.

 

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