Por Raúl Rioja
En 20minutos.es
Messi tuvo que salir al rescate. Un Barça desconocido, timorato y sin chispa en ausencia del argentino en los primeros 60 minutos se vio superado por un PSG que se puso por delante y que amenazó con la eliminación de los azulgrana. La entrada del mejor jugador del mundo revolucionó el partido y Pedro, que siempre aparece en las grandes citas, certificó el pase a semifinales (1-1, en la ida 2-2).
La expectación en la previa del partido era similar a la del propio choque. ¿Jugaría Messi? ¿Arriesgaría el Barça a su mejor jugador? De inicio no. 'La Pulga esperaría en el banquillo por si la cosa se ponía fea. Y así fue.
Los azulgrana ofrecieron una primera parte nefasta, con menos dominio de balón del habitual, sin garra ni espíritu y, como consecuencia, sin ocasiones claras de gol. El Paris Saint Germain no pudo estar más cómodo atrás y además montó peligrosos contragolpes que convertieron de nuevo en héroe a Víctor Valdés. Dos grandes paradas del cancerbero culé salvaron a su equipo, al igual que sucedió en el Parque de los Príncipes.
El gol que no llegó en la primera parte para los galos llegó en la segunda. Rápida contra, defensa culé descolocada y Pastore, con templanza, levantaba el balón para poner por delante al PSG por primera vez en la eliminatoria. Todas las alarmas se encendieron en el Camp Nou.
La entrada al campo de Messi fue casi inmediata. Su sola presencia, cual Cid Campeador, asustó a los franceses e hizo que el partido fuera solo culé. El dominio fue cada vez más intenso y de las botas de Leo nació el gol decisivo. Jugada personal hasta llegar a la frontal, Villa se la cedió a Pedro y el canario se reencontró con la gloria como culé.
Pese a que quedaban aún 20 minutos por disputarse, el PSG estaba muerto. Como si la entrada de Messi hubiera supuesto un muro infranqueable, los franceses parecieron rendirse. Se acabaron los contragolpes, los robos de balón y, de esta manera, las ocasiones. El Barça cogió el balón, giro en torno a Messi y durmió el partido. La sexta semifinal de la Champions consecutiva. Impresionante.
Los azulgrana ofrecieron una primera parte nefasta, con menos dominio de balón del habitual, sin garra ni espíritu y, como consecuencia, sin ocasiones claras de gol. El Paris Saint Germain no pudo estar más cómodo atrás y además montó peligrosos contragolpes que convertieron de nuevo en héroe a Víctor Valdés. Dos grandes paradas del cancerbero culé salvaron a su equipo, al igual que sucedió en el Parque de los Príncipes.
El gol que no llegó en la primera parte para los galos llegó en la segunda. Rápida contra, defensa culé descolocada y Pastore, con templanza, levantaba el balón para poner por delante al PSG por primera vez en la eliminatoria. Todas las alarmas se encendieron en el Camp Nou.
La entrada al campo de Messi fue casi inmediata. Su sola presencia, cual Cid Campeador, asustó a los franceses e hizo que el partido fuera solo culé. El dominio fue cada vez más intenso y de las botas de Leo nació el gol decisivo. Jugada personal hasta llegar a la frontal, Villa se la cedió a Pedro y el canario se reencontró con la gloria como culé.
Pese a que quedaban aún 20 minutos por disputarse, el PSG estaba muerto. Como si la entrada de Messi hubiera supuesto un muro infranqueable, los franceses parecieron rendirse. Se acabaron los contragolpes, los robos de balón y, de esta manera, las ocasiones. El Barça cogió el balón, giro en torno a Messi y durmió el partido. La sexta semifinal de la Champions consecutiva. Impresionante.