El ala más intransigente del sindicalismo opositor no pudo imponer sus deseos de ir al paro contra el Gobierno después de que la Presidenta anunciara la eximisión de Ganancias para el aguinaldo. El jefe de la CGT, Hugo Moyano, desinfó la convocatoria a un paro acordada con Luis Barrionuevo, histórico jefe de un sector de los denominados Gordos, y Pablo Micheli, titular de la CTA opositora, contra la opinión declarada a favor de mantener la medida de los socios del camionero.
Tras un cónclave realizado este martes, la CGT de Hugo Moyano y los gremios del transporte que auspiciaban el paro recularon dejando la amenaza abierta para parar "en marzo". Lo confirmó el titular del gremio ferroviario de La Fraternidad, Omar Maturano, al retirarse de una reunión que compartieron los jefes del ramo con la cúpula de la central obrera que comanda Hugo Moyano.
La decisión parecía ya tomada desde la semana pasada, cuando Maturano, Roberto Fernández (UTA) y otros líderes sindicales se mostraron conformes con el anuncio que hizo Cristina Kirchner de eximir del pago del Impuesto a las Ganancias en el aguinaldo de diciembre a los asalariados que ganen menos de 35.000 pesos. El "alivio" -tal como le definieron- no salda la discusión de fondo sobre el gravamen, pero es un gesto que se debía reconocer, coincidieron.
Pese al consenso casi inmediato que generó la noticia, los jefes gremiales habían acordado esperar hasta este martes para hacer oficial una posición. La explicación: hacía falta un debate. Pero el resultado de las discusiones parece no haber variado la impresión de los dirigentes respecto a que las expectativas, aunque de manera parcial, se cumplieron.
Es posible que esta resolución alimente el enfriamiento del tándem Moyano-Barrionuevo, ya que el gastronómico había considerado que el anuncio sobre Ganancias era insuficiente para desarticular el paro. Una posición similar expresó el líder de la CTA opositora, Pablo Micheli, quien hasta ahora mantenía intacta su intención de ir a una huelga.
En cualquier caso, el Gobierno consiguió aire para enfrentar el final del año aunque difícilmente pueda postergar mucho más una discusión profunda sobre el mínimo no imponible. Es que desde hace tiempo no es sólo el sector opositor del sindicalismo el que se opone a su aplicación sino que desde hace tiempo el reclamo a subido los humos en las huestes afines a la Casa Rosada.