El compositor e instrumentista argentino de música andina Uña Ramos falleció este viernes en París a los 80 años, a causa de una repentina enfermedad que se le presentó en los últimos meses, informaron a Télam allegados a su familia.
El músico, que residía en Europa desde hacía más de 40 años, se encontraba en plena actividad, ofreciendo clases magistrales para instrumentistas profesionales y compositores por toda Europa, componiendo y ofreciendo conciertos.
Nacido en la Quebrada de Humahuaca y uno de los máximos representantes de la cultura andina a nivel mundial, Uña Ramos debutó discográficamente como solista en 1971 con el disco "El arte de la quena" y a lo largo de su carrera grabó decenas de placas, habiendo vendido más de 10 millones de discos en Japón, donde era venerado como un autor extraordinario.
Amigo de Astor Piazzolla, Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui, Mariano Uña Ramos (tal su nombre completo), tomó una quena por primera vez a los cuatro años, regalo de su padre -quien la había fabricado-, y desde entonces se reveló como un superdotado para la música.
En la juventud estudió en el Conservatorio de Santiago del Estero y posteriormente viajó a la ciudad de Buenos Aires, integrando luego la formación de Los Incas, con los que grabó la famosa "El condor pasa" en un disco de Simon & Garfunkel, y editando su primer álbum solista en 1971, momento en que se radicó definitivamente en Francia.
"El lugar que empezó a entender mi música fue Francia, después Japón y Estados Unidos, por eso me fui", declaró en un reportaje periodístico, dando las razones de su exilio artístico, que lo mantuvo lejos de la Argentina desde lo profesional, pero no desde lo afectivo ni lo artístico.
Compositor, intérprete y luthier de sus propios instrumentos (quenas y antaras), Uña Ramos tocó y grabó con los principales músicos de la escena mundial y también con formaciones como la Filarmónica de Berlín y la Filarmónica de Tokyo.
El músico vivía actualmente en la afueras de París, junto a su actual mujer, Elizabeth, de origen francés, y un hijo que quedará a cargo de su legado artístico.
Jovial, optimista, dueño de un carisma y una simpatía reconocidos por todos los que lo frecuentaron, la cultura argentina quedó en deuda con él sin que se lo pudiera escuchar en vivo en los últimos años ni se organizara un concierto sinfónico, como muchos de los que dio en Europa con las principales orquestas del Viejo Continente, con sus composiciones.
"Espero que aquellos que puedan hacer algo, algún día se decidan a permitirme tocar y lo hagan antes de que me vaya", dijo en 2009 en charla con Télam, sobre este deseo de ofrecer un concierto importante en la Argentina como corolario de una carrera artística extraordinaria.
Ramos, al igual que sus amigos Yupanqui y Piazzolla, fue uno de esos compositores que obtuvieron más reconocimiento en el Exterior que en Argentina.
Entre sus obras destacan "Una flauta en la noche", "Eve", "Puente de madera", "Don Pablo" y "Mercedes", una pieza instrumental en homenaje a Mercedes Sosa y que tuvo letra de Mario Luis Agüero.
Sobre su distancia geográfica y su cercanía con la música andina, señaló en esa misma entrevista con Télam: "La raíz no se pierde nunca, podemos estar lejos, evolucionar en el sistema de composición o en los colores de la música, pero lo esencial no cambia".
Y sobre su trabajo y la particularidad sonoridad que imprimía a la relectura de una tradición musical de siglos, destacó: "Paso horas buscando un determinado sonido y fabricando el instrumento que preciso para lograrlo".
Homenajeado en 2007 en su Humahauca originaria y en Tilcara, Ramos señaló: "Hace 50 años que partí de mi pueblo y ahora me llevé la sorpresa de que en Humahuaca todos están en lo mismo que empecé hace tanto tiempo".