El escritor y neurólogo británico Oliver Sacks murió este domingo en su casa de Nueva York a los 82 años. La noticia fue confirmada por el diario The New York Times. El año pasado, había anunciado públicamente que después de superar un melanoma en su ojo, el cáncer se había extendido al hígado.
El neurólogo se hizo famoso con sus relatos en los que exponía de forma explicativa y en ocasiones con humor enfermedades neurológicas. Sacks unió su trabajo como médico con la escritura y los libros. Sus protagonistas sufrían enfermedades que permitían profundizar en los mecanismos neurológicos que gobiernan la memoria, la percepción, los sentimientos y que dejaban claro el desconocimiento sobre el funcionamiento de la mente humana.
Y así nacieron obras como Migraña, Con una sola pierna, Veo una voz, y otras, actualmente publicados por la editorial Anagrama. El libroEl hombre que confundió a su mujer con un sombrero figura entre sus obras más conocidas. Allí contó historias de casos de varias condiciones neurológicas inusuales. En otros libros exploró la sordera, el daltonismo y las alucinaciones.
En 1973 Sacks escribió Despertares, un relato autobiográfico donde contaba su experiencia con pacientes que sufrían encefalitis letárgica y cómo salieron de sus estados catatónicos con la ayuda de un fármaco. La historia fue llevada al cine en 1990 y protagonizada por Robert Williams y Robert de Niro.
[youtube]2hLKPcdr3Rk[/youtube]En febrero del año pasado pasado Sacks publicó en el The New York Times un artículo donde hablaba del cáncer que padecía. "He amado y he sido amado. Se me ha dado mucho y he dado algo a cambio; he leído y viajado y pensado y escrito (...) Por encima de todo he sido un ser sensible, un animal pensante, en este hermoso planeta. Ha sido una gran aventura y un enorme privilegio", expresó el neurólogo en la nota titulada Mi propia vida.
La revelación de su homosexualidad
Sacks publicó un libro de memorias titulado On the Move, a life para despedirse del público, ya que a sus 81 años, los médicos no son optimistas respecto a su cáncer de hígado. El autor de Despertares comentó que quería “estrechar mis amistades, despedirme de las personas a las que quiero, escribir más y viajar si tengo fuerza suficiente…”.
Estos fueron los deseos de Sacks cuando el pronóstico de su enfermedad se reducía a pocas semanas de vida. En la portada del libro aparece Sacks, con cazadora de cuero sobre su moto BMW a lo Marlon Brando en Salvaje. Quizá es una portada bien calculada a juzgar por las confesiones que el insigne neurólogo hace en su autobiografía. Por primera vez habla sin censura sobre su homosexualidad y sobre la aversión de su madre, que lo consideraba “una abominación”.
Sacks cuenta cómo perdió la virginidad en los años 50 en Amsterdam y sus años de culto al cuerpo en San Francisco y Los Ángeles. En Venice Beach le llamaban Mr. Sentadilllas por su afición a hacer ejercicios con pesas de más de 270 kilos en sus hombros. Fueron tiempos de autodestrucción, de anfetaminas, de LSD, de velocidad, de culturismo, de encuentros sexuales descontrolados y de vivir muy deprisa, quizá para no pensar demasiado en los demonios que lo perseguían.
El hecho de no ser aceptado por su madre en cuanto a su opción sexual, pudo ser el mayor desconsuelo de Sacks durante toda su vida. Contó su amigo, el escritor Lawrence Weschler, en la revista “Vanity Fair”, quizá el episodio más duro de Sacks con su familia: "Tenía 21 años y estaba en la universidad. Había regresado a casa y acompañé a mi padre en coche. Él me preguntó qué tal me iban las y cosas y si tenía alguna novia. 'No'. '¿Por qué no sales con chicas?'. 'No sé, quizás porque no me gustan'. El silencio lo invadió todo. '¿Eso significa que te gustan los chicos'. 'Sí, soy homosexual'.
“Le pedí que no se lo dijera a mi madre bajo ninguna circunstancia, que le rompería el corazón, que no lo iba a entender... A la mañana siguiente, ella bajó las escaleras llorando, me gritaba y me hacía terribles acusaciones... Esto duró una hora. Después se calló y se mantuvo en silencio durante los tres días siguientes. Después de aquello, volvió a la normalidad. Nunca habló de este episodio a lo largo de su vida".
Un día Sacks se miró al espejo después de tanta autodestrucción y se dijo a sí mismo que era el momento de cambiar o no tardaría en llegar la pálida dama. Fue entonces cuando decidió parar y permaneció 35 años sin mantener relaciones sexuales. En ese momento emergió su mayor inquietud que no era otra que investigar todo lo referente al cerebro.
Con sus ideas comenzó a revolucionar el hasta entonces demasiado estricto mundo de la neurología. Pensaba que el diagnóstico era sólo el principio de su aventura con los pacientes porque la medicina, según Sacks, debía centrarse en el paciente y no en la enfermedad.
Sus libros empezaron a venderse como pan caliente, quizá porque fue capaz de escribir de una manera científica pero siempre dirigiéndose a un público neófito en la materia, de manera que todos entendían sus ideas y compartían su manera de enfocar el enrevesado mundo del cerebro.
A los 75 años se enamoró de Billy Hayes, y también le diagnosticaron lo que sería el inicio de su enfermedad. Según sus propias palabras: “He sido un ser sensible, un animal pensante en este hermoso planeta, y eso, por sí solo, ha sido un enorme privilegio y una aventura".