Nicolás Maduro salió a dar garantías al mercado sobre la continuidad de los negocios petroleros desplegados en Venezuela con inversiones extranjeras a cinco días de las elecciones presidenciales, cuya definición agravó la temeraria confrontación por el poder alimentada por el involucramiento de intereses cruzados de la geopolítica.
Busca en los mercados el apoyo que necesitará para enfrentar un bloque radicalizado en la oposición, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos. El gobierno del desahuciado en términos políticos Joe Biden reconoció al opositor Edmundo González Urrutia como ganador de las elecciones presidenciales de Venezuela.
“Nosotros somos la única garantía de cumplimiento, paz, estabilidad y legalidad que tienen los inversionistas internacionales que quieran producir petróleo y gas en Venezuela”, proclamó el presidente después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela confirmara su reelección tras varios días de incertidumbre por la ausencia de datos.
Lejos de allanar el reconocimiento de la reelección, el pronunciamiento del órgano electoral provocó una escalada en la beligerancia de la oposición, que desde el domingo se adjudicó el triunfo en las urnas con una diferencia aplastante de votos, según un escrutinio con tantas inconsistencias como el planteado por el chavismo.
“Yo les digo a todos los inversionistas que somos la garantía de calma y cordura y máxima confianza porque Venezuela tiene leyes y las leyes se respetan. Tiene Estado, tiene poderes públicos, tiene pueblo, tiene fuerza armada, tiene fuerzas policiales profesionales y tiene una inmensa mayoría que quiere paz”, expuso Maduro.
El Consejo Nacional Electoral ratificó que el jefe de Estado, Nicolás Maduro, fue reelegido en los comicios presidenciales del domingo pasado con el 51,95% de los votos, frente al 43,18% del candidato de la oposición mayoritaria, Edmundo González Urrutia, con el 96,87% de las actas escrutadas.
