"Me hicieron una cama". "Yo no fui a hurtadillas, ni la saqué ni la robé". "Pasó el tiempo y la nena seguía en la familia, amamantándose como Federico, mi hijo". "La bautizamos, hicimos una picadita y vino mi familia". "Creció y la mandamos a la escuela pública, después le pagamos la universidad". "Yo no reconozco eso de la apropiación porque yo algo hice legal, lo mío es una adopción improcedente".
Todas esas frases fueron pronunciadas este viernes por Armando Fernández, apropiador de la Nieta 127 recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo, exoficial de inteligencia del D2, quien mediante maniobras fraudulentas consiguió asentar a la niña como hija propia y de su esposa, Iris Luffi, también imputada en esta causa. Como parte querellante actúa la asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
El tercer acusado es el exoficial de policía Abelardo Santiago Garay, quien ofició como testigo junto al ya fallecido Eduardo Smaha Borzuk en el registro Civil para anotar a la bebé.
Fernández declaró en un pedido de ampliación de la indagatoria en el comienzo de los alegatos, etapa final del proceso que comenzó en marzo de este año.
Se refirió a las circunstancias que rodearon la supresión de la verdadera identidad de Miriam Poblete Moyano, hija de la mendocina María del Carmen “Pichona” Moyano y el sanjuanino Carlos Poblete, cuyos secuestros se produjeron entre abril y mayo de 1977, en Córdoba.
Miriam contó en una entrevista que fue la primera bebé nacida en la exEsma y que supo sobre el parto y las circunstancias que lo rodearon en el museo que funciona en ese lugar como política de Memoria, Verdad y Justicia.
"Rechazo totalmente el tema del apoderamiento (SIC). Yo no fui a hurtadillas, ni la saqué ni la robe, cuando a ella me la traen tenía tres hermanos mayores varones, yo no necesitaba una nena ni andar pidiendo una nena, si mi señora era joven, yo me casé con ella a los 16 años. A mi me hicieron una cama", buscó justificar sobre la apropiación.
El exoficial del D2 dijo que un hombre le llevó la niña a su casa diciéndole que era hija de una mujer llamada Celia Azcurra que había parido en el hospital Emilio Civit y había quedado inconsciente. Y que le dijo que luego la vendrían a buscar su tía y su abuela desde Misiones, dio a entender que eso nunca ocurrió y que por esa razón anotó a la bebé como propia.
Aseguró acerca de encontrarse con una bebé de la nada en su casa: "Me sorprendió pero no me asustó. Llegó mi señora, le digo: 'Mirá, ahí me han dejado... mañana la vienen a buscar. Al otro día no vinieron, al otro día tampoco. Mi señora era la mayor de nueve hermanos, estaba acostumbrada a cuidar niños".
Aseguró Fernández que no denunció la situación ni dio a la pequeña en adopción por consejo de un colega uniformado. "Si usted llega a llevar a esa nena a la Casa Cuna le van a preguntar todo, y allí van a hacer un informe al juzgado de menores, y allí un oficio al Emilio Civit, allí le van a contestar que no existe esa señora".
Según Fernández -quien en el momento de la dictadura era uno de los jefes de Inteligencia, es decir conocía al dedillo el plan de persecución y exterminio de militantes y estudiantes- fue por consejo externo y para evitar complicaciones que fraguó la identidad de Miriam Poblete.
Para hacerlo, como no podía obtener un certificado de nacido vivo, buscó dos testigos que dijeran que la niña era suya -los mencionados Garay y Smaha, este último también juzgado y condenado en juicios de lesa humanidad-.
Según dijo le mintió a su esposa en este proceso de anotar a la niña y también a su vecino, a quien le dijo que no podía conseguir el certificado de nacido vivo por cuestiones burocráticas.
En dos ocasiones Fernández usó metáforas relacionadas a animales para describir el porqué de la decisión de no denunciar que la niña que crio como propia no era tal.
"Me dijeron si usted tiene una orejana en su casa, si va la oficina de animales y encuentra un animal sin marca y señales, usted cuatrereó. Le van a meter averiguación delito", dijo. Más adelante postuló que la adopción no era del todo ilegal comparándola con un camión con papeles: "Si yo llevo un camión de un frigorífico y me paran y no llevo papeles lo frenan. Por eso yo no reconozco la apropiación porque yo algo hice legal, puse testigos, lo mío es una adopción improcedente".
"La bautizamos, fue a la escuela y se casó"
Fernández se jactó en la audiencia de la crianza que le brindó bajo falsa identidad a Miriam Poblete, quien está en juicio con Abuelas de Plaza de Mayo pues quiere conservar el nombre y apellido que le dieron sus apopiadores.
"Miriam creció, la mandamos a la escuela publica, hizo jardín, la mandamos a hacer la comunión, luego fue al colegio San Martin, que es pago, fue abanderada y escolta del colegio, nunca se llevó una materia. Terminó y estudio en la Aconcagua Ciencias Económicas, se puso de novia, un buen día me dijo que estaba embarazada y se casó. Miriam hace 44 años que vive contenta con nosotros, no puede haber Síndrome de Estocolmo porque tenía 5 hermanos, teníamos que repartir el cariño y la ternura sobre los seis", se explayó el apropiador.
"Cuando era chica una vecinita le dijo que era adoptada y mi esposa le dijo que eso significaba que había nacido en la casa. Pero a mi hija eso se le quedó siempre. nosotros se lo íbamos a decir después de los 15 años. Pero ella un día me encaró y me preguntó", siguió.
Según Fernández, Miriam le dijo "yo he sido muy feliz y vaya a saber de quien hubiera sido hija y si hubiera tenido la crianza que he tenido".