Once tribus indígenas de Estados Unidos se levantaron contra un oleoducto de Canadá a Texas de la industria minera

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Para los pueblos nativos, la concreción de la línea de 1.900 kilómetros de extensión significará un "genocidio ambiental", denunciaron al abandonaron una reunión con funcionarios. 

 

Los jefes de las tribus que se sienten afectadas por el oleoducto Canadá - Texas en pie de guerra. Foto: Paul J. Richards AFP en RT
Los jefes de las tribus que se sienten afectadas por el oleoducto Canadá - Texas en pie de guerra. Foto: Paul J. Richards AFP en RT

Los líderes de 11 tribus indígenas en Estados Unidos abandonaron una reunión con funcionarios en protesta contra el proyecto del oleoducto Keystone XL, al que tacharon de “genocidio medioambiental”. Se trata de una línea de 1.900 kilómetros que debe vincular los depósitos de arena bituminosa en Canadá con refinerías en Texas.

El proyecto tropezó con la oposición de los indígenas que temen posibles daños a los lugares sagrados, la polución y la contaminación del agua, aunque el oleoducto no atravesará directamente ninguna de las reservas de los pueblos originarios.

En un esfuerzo para convencer a los indígenas, representantes del Departamento de Estado propusieron un encuentro con los líderes tribales este jueves en Rapid City, estado de Michigan.

Pero antes de que arrancaran las negociaciones, los líderes tribales salieron de la sala del Hilton Garden Inn, visiblemente molestos porque el Gobierno había enviado a representantes de bajo nivel.

En una rueda de prensa, los líderes criticaron tanto al proyecto como al Gobierno de Barack Obama. Casey Camp-Horinek, una anciana de la tribu Ponca de Oklahoma, comparó el proyecto con la colonización del continente que diezmó a su pueblo.

“Nos vemos víctimas de otra forma de genocidio, que es un genocidio medioambiental causado por las industrias mineras”, resaltó la anciana.

Además de los indígenas, Keystone XL provocó las protestas de los grupos ecologistas, que alertan sobre el costo medioambiental de la obra por la enorme cantidad de gases de efecto invernadero que se desprenderían y por el peligro de fugas. A causa de esto se realizaron varias protestas masivas en los últimos dos años.

En una manifestación de protesta, que se realizó en Washington en febrero pasado, más de 40.000 personas demandaron que se desestimara el proyecto por la amenaza que representa para las futuras generaciones.

Fuente: RT

 

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