Sebastián Palacios no iba a ser tenido en cuenta por Martín Arruabarrena, pero la lesión de un juvenil le dio la chance de poder quedarse a pelear por un lugar.
El joven delantero, de 23 años, se convirtió en la carta de gol para el conjunto Xeneize. En tres partidos convirtió cuatro goles.
El joven tucumano surgió de las inferiores del club de La Ribera. Carlos Bianchi le dio la chance de jugar en Primera de manera oficial, el 3 de marzo de 2013 en un encuentro contra Unión de Santa Fe.
En ese partido, Palacios mostró algunas de sus principales cualidades (velocidad y desequilibrio por las bandas). Una semana después de su auspicioso debut llegó el primer gol. Boca perdía ante Atlético de Rafaela, entró faltando 25 minutos y convirtió el empate.
A pesar de sus buenas actuaciones, la cantidad de figuras que había en el plantel no le permitieron tener chances. Es por eso que decide irse en busca de minutos. Unión de Santa Fe fue el club que le abrió las puertas. Por ese entonces, el Tatengue militaba en la Primera B Nacional del fútbol argentino.
El tucumano rápidamente se convirtió en la manija del equipo. Como se encontraba a préstamo, en julio de 2014 tuvo que regresar al Xeneize. Nuevamente en su casa, no consiguió encontrar un lugar. Allí entra en escena Martín Palermo.
El Titan, técnico de Arsenal de Sarandí, lo conocía muy bien. Y no dudo. Fueron seis meses a préstamo que Palacios los hizo rendir al máximo.
A comienzos de 2015, Palermo volvió a pedirle a Boca un préstamo por el delantero. Todo estaba dado para que el delantero continúe su carrera en el club de Sarandí, pero la lesión de Cristian Pavón (juvenil Xeneize) en el verano alteró los planes del Vasco.
De ahí en adelante la historia conocida. Palacios marcó un tanto en el histórico partido de verano ante River Plate, convirtió dos goles en el primer partido del torneo de 30 equipos frente a Olimpo de Bahía Blanca y se hizo un hueco en el marcador en el primer partido por la fase de grupos de la Copa Libertadores frente a Palestino.
Fuente: Infonews
