Se trata de Marcos Jacobo Levin, accionista mayoritario de la compañía salteña La Veloz del Norte, quien se sentará en el banquillo junto a tres policías retirados.
Por Laureano Barrera
Para Infojus Noticias
El empresario Marcos Jacobo Levin, accionista mayoritario de la compañía salteña La Veloz del Norte, acaba de obtener con sus 73 años una triste medalla: es el primer ejecutivo en llegar al banquillo de los acusados por participar en la represión y detención ilegal de los trabajadores durante la última dictadura. La elevación a juicio fue decidida este viernes por el juez federal de Salta Julio Leonardo Bavio, aunque aún no tiene una fecha de inicio. Junto a Levín, serán juzgados tres policías retirados, el brazo ejecutor de esas persecuciones y torturas: Víctor Hugo Bocos, Enrique Víctor Cardozo, y Víctor Hugo Almirón.
El juez le atribuyó a Levin, puntualmente, haber instigado la persecución, el secuestro y las torturas contra Víctor Manuel Cobos, un chofer de la firma que era delegado en la empresa y miembro de la Junta Ejecutiva de la Unión de Tranviarios –UTA- de la Seccional Salta.
Según la denuncia de Cobos, el terror comenzó por su familia. Un día, al volver de un viaje, supo que una patota policial había entrado a la fuerza a la casa de sus padres, interrogándolos a golpes para que dijeran dónde estaba Enrique Cobos, uno de sus hermanos. Martín Cobos, otro de sus hermanos, fue asesinado cuando intentó huir en el allanamiento de su casa.
Después del asesinato de su hermano, le tocó en desgracia: en el Barrio San Remo donde vivía empezó a ver un auto parado todas las noches. Tres meses después, durante un paro, iba a General Güemes a bordo de un auto del gremio y lo detuvo el oficial Bocos y un grupo de policías. “Porque lo había visto varias veces en la empresa hablando con Marcos Levin”. Lo llevaron al galpón de La Veloz del Norte, donde desmantelaron el vehículo buscando armas que no encontraron.
A fines de 1976 lo detuvieron otra vez. Se presentó el oficial Bocos en la empresa, acompañado de Cardozo y de Figueroa. Lo llevaron a la comisaría 4ta, donde lo tuvieron dieciocho horas en un cuarto, mirando la pared, encapuchado y esposado. Después lo pusieron en una camilla elástica y le “dieron máquina”. Esa madrugada, llegó Bocos con Figueroa, Cardozo y otro al que le decían “Sapo” Toranzos –fallecido-, y le dijo a subordinados: “este también es subversivo, hay que limpiarlo”.
La tercera vez que lo secuestraron fue después de una causa de malversación de fondos que le armaron a él y otros compañeros: Miguel Ángel Rodríguez, Norberto Justiniano, Manuel Eugenio Modad, Carlos Lidoro Aponte, Juan Alberto Alonso, Jorge Arturo Romero y Rubén Héctor Vrh. Cobos contó que lo torturaron mañana, tarde y noche durante una semana, y cuando se convencieron de que no sabía nada de su hermano Enrique, lo obligaron a firmar una confesión reconociendo la estafa cometida contra la empresa La Veloz del Norte.
Otro de los choferes detenidos por esa causa fue Ciriaco Norberto Justiniano. También lo detuvieron en la empresa y lo llevaron a la Comisaría 4ta. Justiniano vio varias veces a Bocos entrar y salir de oficina de Marcos Levin. Incluso, usaba un Ford Falcon celeste de la empresa para moverse.
Varios de los empleados que fueron torturados en la comisaría 4ta lo vieron al propio Levin caminando a sus anchas por la dependencia. Miguel Ángel Rodríguez declaró: “pude ver a Marcos Levín que pasaba por los pasillos de la seccional y preguntaba si ya había declarado y si me había hecho cargo. Y en tal caso, que me mandaran el telegrama de despido”.