La venta de combustible al público sufrió una caída del 1,2 por ciento interanual en el primer semestre. La merma global en las ventas fue impactada por una contracción alarmante en el espectro premium del negocio.
El mercado de los combustibles no es ajeno a las consecuencias de la crisis que generó la política económica de Mauricio Macri. Ya casi nadie llena el tanque, a la vez que la mayor cantidad de consumidores se volcaron de los productos premium a los comunes. Y los estacioneros advirtieron que perdieron rentabilidad.
Las petroleras subieron descontroladamente los precios desde que el gobierno libró al antojo empresario la cotización de las naftas y gasoils. Los estacioneros perdieron rentabilidad mientras las petroleras dolarizaron sus precios y los ataron a la cotización internacional del petróleo.
En la práctica, los combustibles se encarecen con las devaluaciones y los saltos del precio del crudo. Nunca se abarata, a pesar de que hay épocas de caída de precios del petróleo.
Según un reporte de la Secretaría de Energía de la Nación, en el primer semestre las ventas de nafta premium cayeron un 24,4 por ciento en términos interanuales. En el mismo lapso, el merecado de súper creció 5,76 por ciento.
En el semestre, el consumo de diésel grado 3 cayó un 7,85 por ciento, pero el del gasoil aumentó un 7,83 en términos interanuales.
Estacioneros en crisis
Hernán Landgrebe, Secretario de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (FECRA), advirtió que la diferencia de rentabilidad entre la venta de productos premium con respecto a los comunes ronda el 2 por ciento.
“Hay que calcular que los estacioneros tenemos un promedio de margen de rentabilidad del 12 por ciento en nuestros productos. Por lo que es una cifra considerable a lo que hace a nuestros ingresos”, dijo el dirigente citado por Surtidores.com.ar.
Y agregó: “Si a esa migración del Premium a los comunes se le suman cargos como los del 1,25 por ciento en los pagos con tarjeta de crédito, más Ingresos Brutos entre otras cosas, generan un impacto significativo en nuestra rentabilidad”.
Golpe consolidado
La merma en las ventas de naftas en términos interanuales es constante desde agosto del año pasado. Entonces, había aumentado el consumo respecto al mismo mes de 2017 un 2,3 por ciento.
Desde ahí anotó una fila de caídas: en septiembre, 5,7%; en octubre, 3,5; en noviembre, 7,8%, en diciembre, 4,7%; en enero, 5,8%; en febrero, 3,5%; en marzo, 3,7%; en abril, 3,0%; en mayo, 0,9%; y junio 6,4%.
El consumo de gasoil cayó 4 por ciento en junio, según los datos oficiales de la Secretaría de Energía. El mercado se sacudió luego de dos meses seguidos de mejoras en las ventas. En abril había crecido 5,9 por ciento; y en mayo, 9,4 por ciento.
Súper Inflación
Hasta julio el precio en los surtidores de la nafta premium acumuló subas por 47,5 por ciento; el de la súper creció 51,7 por ciento, mientras que el del gasoil premium aumentó 60,9 por ciento y el del gasoil común lo hizo un 65,7 por ciento.
Menos producción
La caída del consumo de combustibles implicó una contracción en la actividad de las refinadoras. En junio, la producción de naftas cayó 9,8 por ciento, y la de gasoil un 6,2 por ciento.
Este comportamiento determinado por la demanda ocasionó un aumento en la capacidad ociosa de las refinerías del país, que producen para el mercado interno.