
Las relaciones carnales entrañan peligros insólitos para la economía argentina, presa de la fascinación del presidente Javier Milei con Donald Trump. A la vez, alejan al país del desarrollo financiado por China sin que lleguen inversiones de Estados Unidos. Al sector extractivista nacional comienza a preocuparle el impacto del alineamiento unipolar de Argentina.
El líder estadounidense en su segunda versión en la Casa Blanca amenaza y hace las paces tres veces por semana con el mismo enemigo al amenazará y perdonará nuevamente tarde o temprano. Al mismo tiempo, les pasó una factura a los países de los que pretende algo, como en el caso de Ucrania, que aceptó la cesión de sus minerales a Estados Unidos a cambio de protección en la negociación del fin de la guerra con Rusia.
Juan José Carbajales, director del Instituto del Gas y el Petróleo de la UBA (IGPUBA), abordó los perjuicios y peligros para el desarrollo energético argentino implícitos en las relaciones carnales con Estados Unidos que dominan la política exterior del presidente Javier Milei.
Entre su argumentación describió: “El día de mañana (Trump) puede decir: ‘Che, muy bien los argentinos, pero nos deben toda esta plata’. Y de repente te quedaste bollando”.
Y ahí nomás Carbajales graficó el impacto de las relaciones carnales en la economía real: “Argentina decidió tener un alineamiento irrestricto y acrítico con un país que es Estados Unidos, que nos ayudó con el FMI, pero las inversiones de ese país no están viniendo”.
Advirtió después: “A la vez que hacemos eso, sabemos que el líder de ese país toma decisiones que están supeditadas a una política transaccional, siempre a cambio de algo y después es imprevisible, digamos: ‘hoy dice una cosa, mañana vuelve y pasado mañana avanza’. Es su forma de negociar y de hacer política”.
Carbajales es un consultor con trabajos en la élite de la industria nacional. Expuso su preocupación ante las relaciones carnales como puntal de la política exterior en el streaming Dínamo, un espacio del lobby energético producido por el portal Econojournal y conducido por el periodista Nicolás Gandini, su director.
Posibilidades perdidas con China
Luego de sentar dudas sobre las derivaciones de las relaciones directas con Trump, Carbajales explicó que como consecuencia de la política exterior basada en las relaciones carnales Argentina se retiró del radar chino de las inversiones.
“Ahora, ¿qué pasa del otro lado? La novedad la tuvimos esta semana: hubo una cumbre de la Celac con China. La otra potencia global. Fueron 33 países”, explicó.
Advirtió que “de nuestro país, no fue el Presidente ni el Jefe de Gabinete ni la secretaria de la Presidencia ni el Canciller. Fue una delegación de segundo rango”, a lo que contrapuso: “Fueron los presidentes de Brasil, de Chile y de Colombia”, y reflexionó: “Está bien, uno puede decir: ‘Yo tengo mis preferencias, pero mandaste una delegación’. Bueno, el único país que no firmó la declaración final fue Argentina”.
Como consecuencia de la política de relaciones carnales con Estados Unidos, “estoy viendo que hay 200.000 millones de dólares que China está poniendo arriba de la mesa para inversiones e infraestructura”, advirtió Carbajales.
Carbajales dejó sentada la preocupación que surge en la industria por la inestabilidad de la política exterior de Trump y el alineamiento de Milei.
“Entonces, te estás jugando todo a un país y a un líder que acaba de hacer una gira por Medio Oriente, pero no fue a Israel; fue a Emiratos Árabes, fue a Qatar y fue a Arabia, y que dice: ‘Che, ahora ojo en Gaza porque están pasando hambre’. ¿Por qué me interesa eso a mí? Porque “es el mismo presidente que el día de mañana puede decir ‘Che, muy bien los argentinos, pero nos deben toda esta plata’. Y de repente te quedaste bollando”, relató en tono crítico ciento por ciento.
Y remató: “Entonces, ojo con poner todos los huevos en una sola canasta con un presidente que hace su juego y que está jugando a la política industrial. O sea, quiere hacer proteccionismo y nosotros somos competidores, no nos van a comprar GNL”.
Carbajales, además de encabezar el IGPUBA, es el dueño de la consultora energética Paspartú, que vende servicios a la industria petrolera fundamentalmente. Se desempeñó como subsecretario de Hidrocarburos de la Nación (2019-2020), donde formó parte del equipo que diseñó el Plan Gas.Ar. Es una voz con predicamento en el sector energético.