Desde el 5 de noviembre de 2018 comenzaron a regir las nuevas sanciones comerciales y financieras de Estados Unidos contra Irán.
Las medidas se impusieron en las vísperas de las elecciones legislativas estadounidenses,, y buscaban distanciarse de las políticas de su antecesor, Barack Obama, opinó Paulo Botta, analista especializado en Medio Oriente, a la agencia rusa Sputnik. "Tienen mucho que ver con la política interna [de Donald Trump] y sus promesas ante las elecciones de medio término", indicó.
China, India, Italia, Grecia, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Turquía podrán seguir comprando petróleo a la nación persa, anunció el Ejecutivo estadounidense. También habrá algunas excepciones para la Unión Europea, que rechazó las sanciones de manera categórica. "Lamentamos profundamente la reimposición de sanciones. Protegeremos a los actores económicos europeos comprometidos en intercambios legítimos con Irán", anunció el bloque.
De acuerdo con Botta, las principales consecuencias las sufrirán los ciudadanos iraníes: las sanciones buscan "modificar sensiblemente el comportamiento iraní" en cuanto a sus políticas internas; lograr, a través de la presión económica y la devaluación del rial iraní "que haya una presión interna para modificar la política", aseguró. "En las últimas semanas hubo una corrida, una devaluación del rial como nunca se había visto en los últimos tiempos", señaló.