La gigantesca economía de China sufrió este martes un verdadero temblor con la caída de la bolsa a mínimos de cuatro meses, luego de que los inversores atemorizados se deshicieron de valores de manera generalizada, aún cuando el gobierno anunció medidas para detener la caída en picada.
Al cierre de la jornada financiera en el país asiático, Shanghai se hundió un 5,9%. Mientras tanto, la Bolsa de Shenzhen, la segunda de China continental, perdió un 2,95%, pero la de Hong Kong sufrió el contagio de sus vecinas y se desplomó un 5,84%.
Todo esto ocurrió a pesar de los esfuerzos, cada vez más contundentes y sin precedentes del banco central, que anunció más medidas para dar mayor liquidez a la Corporación de Financiación del Mercado de Valores de China (CSF, siglas en inglés). Para protegerse del colapso, más de 500 empresas que cotizan en China anunciaron que detendrían sus operaciones por el momento, lo que llevó el número total de suspensiones a unas 1300, casi la mitad de las aproximadamente 2800 firmas que negocian en el país.
A su vez, el gobierno chino anunció hoy que planea gastar unos 40.300 millones de dólares para estimular el crecimiento en las áreas de la economía que más necesitan apoyo. El Consejo de Estado dijo, tras su reunión semanal, que las autoridades también acelerarán la construcción de grandes proyectos de servicios públicos, como autopistas e instalaciones de conservación de agua.
La Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV) reconoció a través de su portavoz, Deng Ge, que hay "pánico" en las bolsas chinas y una consiguiente tendencia a las "ventas no razonables".
La CRMV anunció que la CSF aumentará también sus compras de acciones de las empresas más pequeñas, que abundan especialmente en Shenzhen, y que han sido las más perjudicadas en los últimos días.
Por su parte, la Comisión de Supervisión y Administración de Activos Estatales ordenó hoy a todas las firmas estatales que no vendan ni una de sus acciones mientras dure la actual "volatilidad anormal del mercado" y les animó a incrementar la compra de títulos para estabilizar las cotizaciones.
Los esfuerzos de Pekín se concentran sobre todo en combatir el pánico entre los cerca de 90 millones de inversores individuales que operan en las bolsas chinas, a menudo personas con nulos o pocos conocimientos financieros, y que han invertido en el mercado sus ahorros y actúan de forma muy intuitiva.
Muchos analistas atribuyen la dura caída del último mes (Shanghai ha perdido casi un 34 % desde el 12 de junio) a una corrección tras siete meses ininterrumpidos de subidas desde noviembre pasado producto de la especulación.
Fuente: La Nación