
El mercado laboral argentino exhibe una transformación profunda y preocupante: el avance de la precarización ya no es una tendencia marginal, sino el nuevo eje estructural del empleo. Bajo el modelo económico impulsado por el gobierno de Javier Milei —centrado en el ajuste fiscal, la desregulación y la retirada del Estado— el trabajo asalariado formal se contrae por encima de los puestos no registrados, mientras crecen aceleradamente los cuentapropistas.
Todo marcha acorde al plan, como machaca el aparato de propaganda libertaria acicateado por el propio presidente.
El informe del INDEC sobre la “Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra” esclarece: más personas trabajan, pero en condiciones cada vez más frágiles, desiguales y desprotegidas. Esta reconfiguración no solo erosiona derechos laborales básicos, sino que instala un esquema de supervivencia donde el esfuerzo individual reemplaza la protección colectiva.
Durante el primer trimestre del año, el total de puestos de trabajo alcanzó los 22.688 millones, lo que representa un incremento interanual del 1,1%. Sin embargo, este crecimiento se explica exclusivamente por el aumento del trabajo no asalariado, que creció un 4,7%, mientras que el empleo asalariado cayó un 0,2%. Dentro de este último, los puestos registrados descendieron un 0,6%, mientras que los no registrados aumentaron un 0,8%.
Este fenómeno se explica por una expansión del trabajo autónomo y de la informalidad, en detrimento del empleo formal. En otras palabras, más personas están trabajando, pero en condiciones más precarias, sin acceso a derechos laborales ni cobertura social. La caída del empleo asalariado registrado, históricamente vinculado a mayor estabilidad y mejores ingresos, es una señal de alerta sobre la calidad del empleo en el país.
Más horas, menos plata y sin cobertura
El informe también analiza las horas efectivamente trabajadas, que totalizaron 34.024 millones en términos anualizados, con un crecimiento del 1,9% respecto al mismo trimestre de 2024. Al igual que en los puestos de trabajo, el dinamismo proviene del sector no asalariado, con 6,6% más tiempo dedicado al trabajo respecto al año anterior. En contraste, las horas trabajadas por asalariados registrados cayeron un 0,3%.
Este dato refuerza la idea de que el crecimiento del empleo está siendo absorbido por sectores de baja formalización, donde los trabajadores deben dedicar más tiempo para sostener sus ingresos. El aumento de la carga laboral en el sector informal puede reflejar una mayor vulnerabilidad económica, donde el esfuerzo no necesariamente se traduce en mejores condiciones de vida.
Foto de la distribución
Uno de los aspectos más relevantes del informe es la evolución de la participación de los trabajadores en el valor agregado bruto (VAB).
La remuneración al trabajo asalariado (RTA) representó el 49,1% del VAB, con un incremento de 4,92 puntos porcentuales respecto al primer trimestre de 2024. Este aumento se explica en parte por la recomposición salarial en el sector público (+0,80 p.p.) y, en mayor medida, por el sector privado (+4,13 p.p.).
El ingreso mixto bruto (IMB), que corresponde a los trabajadores por cuenta propia, se mantuvo estable en 16,2%, mientras que el excedente de explotación bruto (EEB), vinculado a las ganancias empresariales, cayó de 40,6% a 35,6%. Esta redistribución relativa del ingreso sugiere una mejora en la participación de los trabajadores, aunque en un contexto de caída de la rentabilidad empresarial.
La recomposición en la participación de los trabajadores no necesariamente implica una mejora sostenida en el poder adquisitivo. En un escenario con inflación y ajuste fiscal, los aumentos nominales son erosionados rápidamente, y la caída del excedente empresarial podría limitar futuras inversiones y la regeneración de empleo formal.
Sectores en movimiento
Los datos por sector de actividad económica del informe del INDEC engrosan el conjunto de evidencias de la avanzada de la precarización en el mercado laboral. Sectores caracterizados por alta rotación y menor formalización fueron los principales motores del empleo en el período. El mayor crecimiento en puestos de trabajo se localizó en “Hoteles y restaurantes” (+13,9%), “Pesca” (+8,4%) y “Transporte, almacenamiento y comunicaciones” (+6,1%).

Por el contrario, sectores estratégicos para el sostenimiento de la calidad del trabajo destruyeron una porción significativa de sus planteles de empleados. Es el caso de la “Industria manufacturera” (-3,1%) y los “Servicios sociales y de salud” (-4,3%). Los datos de la economía real alimentan interrogantes sobre la sostenibilidad del modelo productivo y la capacidad del Estado para sostener servicios esenciales.
Mercado laboral en transición
En síntesis, el informe del INDEC de la Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra revela un mercado laboral en transición, donde el crecimiento del empleo convive con una pérdida de calidad y formalidad. La mejora en la participación de los trabajadores en el ingreso es una señal positiva, pero insuficiente frente a los desafíos estructurales que enfrenta el país.
La expansión del trabajo autónomo y la informalidad, junto con la caída del empleo registrado, configuran un escenario con creciente vulnerabilidad social. En él se exponen despojadas de vestimentas las tensiones y contradicciones inoculadas en la economía por la gestión de Javier Milei.
Lejos de las innovadoras propuestas de campaña, una vez en la Casa Rosada, el presidente libertario se abrazó al modelo de ajuste interminable de la producción y el consumo con expansión sin límite de la bicicleta financiera. A instancias de la oligarquía nacional, intérprete del rol para Argentina que emana desde el núcleo del centro gravitatorio sobre el que orbita: el lobby estadounidense en el país.