Tras el fracaso de la primera ronda de paritarias y el aumento por decreto, comienza en Mendoza otra semana clave para los gremios: deberán definir cómo siguen un plan de lucha tras la huelga y movilización masiva, histórica por lo multitudinaria en las calles y el nivel de acatamiento en los lugares de trabajo.
Sin dudas, la participación multitudinaria de docentes sorprendió al Ejecutivo, habituado a que el ítem aula -que pulverizó las huelgas en la gestión de Alfredo Cornejo- pesara más que las razones, más que suficientes, para ir al paro. Sin embargo, esa penalización en el salario esta vez no tuvo peso: "Es tan pero tan poco lo que ganamos que el ítem aula representa muy poco", resumió una de las maestras huelguistas.
Suarez respondió a la huelga con propaganda de achique estatal y despidos a empleados públicos
También los cortes de calle de ATE -dialoguista con la gestión radical- se hicieron sentir, y volverán este 1 de agosto, aunque la reivindicación que plantea Roberto Macho, líder del gremio, es por una suma fija de $40.000. Este sindicato convocó a sus bases a protestar el lunes desde las 9 en San Martín y Garibaldi, de Ciudad.
En ese sentido es clara la postura diferenciada de SITEA (también de empleados estatales), que rechaza las sumas en negro y fijas, y en cambio pide salarios equiparados al costo de la canasta básica, que en Mendoza para una familia asciende a $100.000.
Los maestros van a plenarios
El gremio de los maestros y celadores rechazó la oferta de Suarez y difundió en las últimas horas bonos de sueldo tal como quedarán con el aumento que propone el Gobierno. Al mismo tiempo, convocó a plenarios en toda la provincia para definir un nuevo paro, que sería de 72 horas.
Una maestra con 10 años de antigüedad y 50% de zona, recibiría un aumento de $6.085 en agosto, calculó el SUTE. Lo cual representa un 9,06% de su salario. En tanto que una maestra con 10 años de antigüedad y sin zona, recibiría una suba de $5.341 ese mes.
"En el caso de un celador, los números son los más preocupantes. Es que un trabajador de este rubro con seis horas y media sin antigüedad ni título, cobra actualmente unos $37.000 mensuales de bolsillo. El incremento ofrecido por el Gobierno, sólo le permitiría un incremento de unos $4.000", señaló el gremio.
En el caso de un director de escuela con 20 años de antigüedad y sin zona, el aumento que ofrece el Gobierno es de $11.201. El número representa un 9,52% de su salario actual, detalló el sindicato.
Además de vencer el temor al castigo del ítem aula, los docentes tuvieron en esta huelga otro factor determinante en la concreción de la huelga: el apoyo de toda la comunidad educativa, es decir, de las familias de los estudiantes en todos sus niveles. Esta vez no sólo no hubo maestros frente al aula, sino que fue mínima la asistencia de los alumnos, y masivo el apoyo que se manifestó a los huelguistas.
Vigilancia y requisas para los que protestaban
El Gobierno respondió con un amplio dispositivo de persecución y vigilancia a los maestros que hicieron huelga este martes y miércoles. Antes del paro, prohibió las asambleas en las escuelas, durante el paro desplegó policías para requisar las trafics donde se trasladaban los docentes y celadores que venían a la Capital, y después del paro usó agentes policiales para recolectar información acerca de quiénes se adhirieron a la huelga.
El dispositivo se replicó con otros trabajadores del Estado, pero fue contra los docentes donde se aplicó con mayor ahínco, a sabiendas del impacto que tendrían las aulas vacías para una administración que se jacta de someter a ese sector con el rigor del ítem aula, un castigo en el salario con el cual Alfredo Cornejo pulverizó las huelgas entre maestros.
El SUTE planteo en la reunión paritaria que cese la persecución contra los docentes. "No nos dieron respuesta sobre eso. El día de paro subían policías a las trafics y a los micros de los trabajadores. También salieron a recorrer las escuelas con escribanos para ver la asistencia", remarcó Carina Sedano, titular del gremio.
El Ejecutivo trató de restar fuerza al paro docente en la previa, decretando la prohibición de las asambleas en horario escolar, comparándolas con el adoctrinamiento religioso, y el ingreso de referentes gremiales a las escuelas.
En la víspera de la medida de fuerza, salió a desacreditar a los huelguistas y deslizó en los medios que estaba fogoneada desde Buenos Aires.