El primer ministro griego Alexis Tsipras propuso para los cuatro años de su nuevo Gobierno resolver la crisis económica, liberar al país del rescate financiero y lograr crecimiento económico con una seña de identidad social. El líder de Syriza revalidó el apoyo popular a su propuesta en los comicios adelantados del domingo pasado.
El premier describió como su principal apuesta acabar con la "lógica neoliberal" de obtener el crecimiento a través de la destrucción de los derechos sociales, pero a la vez aplicar las reformas previstas en el rescate, informó la agencia de noticias EFE.
Poco tiene que ver este Tsipras con el que los griegos vieron hace ocho meses cuando asumió su primer Gobierno y aunque recalcó que el hecho de estar sujeto a un rescate no le impedirá imprimir una "huella" izquierdista, evitó las grandes promesas , reclamó “esfuerzo” y se centró en enumerar el programa que debe cumplir Grecia en los próximos meses.
A sus ministros les pidió "arremangarse" y ponerse a trabajar "duro" para acabar con la lógica de los rescates y salir de la crisis en un plazo de cuatro años.
"No tenemos tiempo a nuestra disposición. La negociación ha terminado y el pueblo nos pide gobernar y ser eficaces", subrayó, y alertó a los ministros que evaluará a cada uno de ellos por su trabajo y eficacia una vez concluido el primer semestre.
"Se trata de un objetivo para cuatro años completamente factible a condición de que trabajemos duro", dijo en su discurso de apertura del primer Consejo de Ministros tras las elecciones en que el izquierdista Syriza salió reelegida con el 35,4 % de los votos.
"La aplicación de estas medidas es necesaria para completar la primera evaluación (del rescate) y poder iniciar la negociación para el alivio de la deuda y la recapitalización de los bancos", señaló, para añadir que se trata de dos temas fundamentales de los que "dependerá el futuro".
De aquí a noviembre, el Gobierno debe cumplir una serie de requisitos para poder recibir en dos subtramos 3.000 millones de euros del rescate, cuyo monto total está fijado en un máximo de 86.000 millones de euros.
Sin estas medidas, Tsipras no podrá poner sobre la mesa de negociaciones el debate sobre un alivio de la deuda, un tema que, junto a la recapitalización de los bancos, “es crucial para el futuro del país”, dijo.
El acuerdo con los acreedores contempla un máximo de 25.000 millones de euros para la recapitalización, proceso que debería estar listo hasta el 1 de enero, y que es de máxima importancia para la recuperación económica de un país que sigue sometido al control de capitales.
Entre las primeras medidas que se vienen encima figura la abolición de los subsidios al petróleo que tienen los agricultores, acción que se llevará a cabo en dos fases.
Recalcó, asimismo, que el alivio de la deuda hará de nuevo el país atractivo para las inversiones, y la recapitalización de la banca servirá para garantizar los depósitos y para poder financiar la economía.
El recién estrenado primer ministro recalcó que el rescate acordado con los acreedores tiene una serie de medidas positivas como la lucha contra la evasión fiscal y contra la corrupción.
Y para eso enumeró algunas de las reformas que se plantean a corto, medio y largo plazo y recalcó que su intención será cumplir el rescate pero también suavizar al máximo el impacto social, aunque evitando en todo momento hablar del profundo ajuste a que será sometido por los acreedores internacionales.
En ese contexto, mencionó algunos de los temas que quedan pendientes por negociar con los acreedores con la gestión de la elevada cartera de deudas morosas que tienen los bancos, la reforma del mercado laboral, o las privatizaciones de patrimonio público.
Tsipras insistió en que cualquiera que sea la solución para la deudas en mora, el objetivo del Gobierno será mantener la protección de la primera vivienda.
En cuanto al mercado laboral, una de las grandes preocupaciones sociales habida cuenta de que los acreedores internacionales exigen un ajuste con miles de despidos de empleados públicos en los próximos años, Tsipras aseguró que el objetivo es restaurar los convenios colectivos, como también evitar que en el proceso de privatizaciones haya que malvender propiedad pública.
Es que la reforma que posiblemente plantee mayor potencial conflictivo es la laboral y de las pensiones.
En octubre, el Ejecutivo debe aplicar nuevos recortes a las pensiones -mediante, por ejemplo, subas de las cotizaciones al seguro médico de los jubilados- con el objetivo de poder cumplir la promesa de ahorrar el 1,25 % del Producto Interior Bruto (PIB) hasta fines de 2016.
En materia laboral deberá hacer, en cooperación con expertos independientes, una profunda revisión del mercado de trabajo y buscar fórmulas para conciliar su objetivo de restituir los convenios colectivos -fueron abolidos por el Gobierno conservador- con la liberalización del despido colectivo.
El líder de Syriza afirmó que hay una serie de campos en los que, independientemente del programa de rescate, el Gobierno puede dejar su "huella" izquierdista, como en sanidad o en educación.
En cuanto a la reforma de la fiscalidad en el campo, la supresión del subsidio tan solo es una parte ya que en los próximos dos años el Ejecutivo izquierdista-nacionalista se comprometió a eliminar los tipos fiscales preferenciales que tiene este colectivo.
Se trata de un asunto altamente explosivo que ya vivió en carne propia el Gobierno conservador de Andonis Samarás, con bloqueos de carreteras y marchas de agricultores por toda Grecia.
En los últimos días, Tsipras mantuvo varias conversaciones en Bruselas, entre otras con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, en un esfuerzo de buscar apoyos para que la Eurocámara se sume al cuarteto, una petición que ya había formulado en agosto.
El dirigente heleno confía en que una implicación de los eurodiputados en el proceso de aplicación del rescate le ayudaría a poner de manifiesto los aspectos más duros de este tercer programa de asistencia financiera.
Fuente: Télam