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Lanús le ganó a Arsenal 3 a 2 de local en un partido que terminó escandalosamente por obra y gracia del árbitro Andrés Merlos. Arsenal ganaba 2 a 1 hasta cinco minutos después del tiempo regular, lapso que anunció el referi que adicionaría, pero a pesar de eso permitió la ejecución de un corner a favor del local, la jugada terminó en gol pero no fue el final del partido. Pasaron tres minutos más hasta que Lanús convirtió el tercer gol y Arsenal acusó parcialidad arbitral.
A los siete minutos, a la salida de un lateral –falla de Andrada en el medio-, Silvio Romero abrió el marcador para el Granate.
Pero poco le duró la alegría al dueño de casa. El elenco de los mellizos Barros Schelotto se sorprendió cuando, a los quince minutos, Braian Aleman paró una pelota con el pecho y probó desde afuera con un derechazo que violó la resistencia de Marchesin.
Para peor, cerca de la media hora del partido un brillante taco de Zelaya dentro del área permitió la diagonal de Carrera, quien después definió cruzado al 2-1 parcial para complicarle las acciones a un anfitrión que desde el gol había mermado en el rendimiento, replegándose ridículamente en los metros finales.
Una vez arriba en el marcador los de Palermo se ocuparon de cortar los caminos por los cuales el anfitrión podía llegar a hacer daño. La buena disposición del visitante para defender sumada a las falencias del ataque de Lanús posibilitaron la sorprendente victoria de los de Palermo, que incluso bien podrían haber aumentado la diferencia con alguna contra.
Cuando ya no quedaba tiempo, habiéndose cumplido los cinco minutos de adición, Diego González anotó el empate que le devolvía el alma al cuerpo a los hombres granates y después, insólitamente, el árbitro Andrés Merlos decidió agregar otros cuatro minutos de tiempo recuperado. En ese lapso, en la última pelota, tras una serie de rebotes en el área, Laucha Acosta encontró el 3-2 que mantiene a Lanús en la pelea por el título (ahora está a un punto de River aunque el Millonario tenga un partido menos).
Gol que, al mismo tiempo, desató la hecatombe en el campo de juego. Futbolistas, cuerpo técnico y demás hombres de Arsenal se pusieron inmediatamente cara a cara con el juez para reprochar las decisiones del mismo mientras el local se limitaba a festejar desentendiéndose de toda polémica.