"Queremos que se agregue en la carátula premeditación, alevosía y tortura. El cuerpo de mi hija lo decía todo pero acá no se tuvo en cuenta". Nury Ribota, madre de Paula Toledo, se manifestó así tras conocerse el fallo de la Corte que ordena realizar un nuevo juicio por el crimen de la joven -ultimada a sus 19 años en una casa abandonada en el barrio El Sosneado, de San Rafael-, que aún permanece impune.
"Queremos que se aplique el falso testimonio, porque acá se mintió mucho", sostuvo Ribota, quien en los últimos 13 años ha batallado junto a su abogado, Arturo Juri, por mantener viva la causa, con dos juicios con todos los acusados absueltos de por medio.
Paula Toledo tenía 19 años cuando fue asesinada, en la madrugada del 31 de octubre de 2003, en San Rafael. Las pericias forenses determinaron que la adolescente fue salvajemente violada y torturada con quemaduras de cigarrillo, y que la muerte fue causada por la violencia del acceso carnal vía anal, sumada a maniobras de presión en su cuello ejecutadas por parte de sus agresores. Hubo cuatro acusados, los cuales se sentarán nuevamente en el banquillo: Iván Gauna, Andrés Maravilla, los hermanos Alejandro y Víctor Echegaray y Marcos Graín, quien tenía una relación con la joven y fue señalado como el entregador.
"Se tiene que conformar una nueva cámara, espero se haga justicia, por Paula y por todos los crímenes impunes", remató la mujer.
A su lado, Juri resaltó: "La corte ha encontrado delitos en la justicia de San Rafael, y da curso para que el fiscal investigue esos delitos durante la instrucción".
A respecto el letrado enumeró: "Hubo muchas pruebas en el cuerpo de Paula que no se hicieron exámenes de ADN, de sangre, tampoco se levantaron las pruebas en el lugar de la muerte, y se perdió la ropa de la víctima, que se podría haber rescatado como prueba. Además hubo un paño con sangre que acompañó la querella y fue devuelto, no quisieron aceptarlo".