25 años después, la justicia ordenó a la Iglesia resarcir a la víctima de los abusos de Storni

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Veinticinco años después de los abusos, la jueza civil Beatriz Forno de Piedrabuena condenó al Arzobispado de Santa Fe a resarcir con 756 mil pesos al ex seminarista Rubén Descalzo por el daño moral que le causó ser abusado por ex arzobispo Edgardo Gabriel Storni, ya fallecido.

Descalzo es el único de los adolescentes, supuestamente abusados por monseñor Storni —quien conservó el título hasta su muerte en 2012 y cobró una pensión del Estado nacional equivalente a una dieta de legislador nacional— se animó a denunciarlo e incluso salió a los medios a principios de la década del 2000 cuando estalló el escándalo que finalmente obligaría al prelado a renunciar al cargo, sería condenado judicialmente por abuso sexual aunque posteriormente, en 2011, Cámara Penal de la Provincia de Santa Fe dispuso la anulación de la sentencia y la causa penal volvió a foja cero.

El caso de los abusos a seminaristas por parte de Storni fue investigado en su momento por el obispo coadjutor de Mendoza, cargo del que tomó posesión el 28 de mayo de 1993 (luego fue obispo hasta 2012). La pesquisa terminaría con la separación de su cargo de Storni ocho años más tarde.

No obstante, Storni murió impune: En 2009, la jueza Mascheroni lo condenó a ocho años de prisión por abuso sexual agravado a Descalzo, pero no fue a la cárcel, sólo cumplió dos años de arresto domiciliario. En 2011, la Cámara Penal de Santa Fe anuló la sentencia y ordenó que se dictara un nuevo fallo. Antes de que eso ocurriera, Storni falleció, en 2012, en una casa que la Iglesia le compró en La Falda, en las sierras de Córdoba. En paralelo al juicio penal, Descalzo interpuso la demanda civil.

La jueza Forno de Piedrabuena, a cargo del Juzgado Civil y Comercial Nº 3 de Santa Fe, rechazó la “prescripción” de la causa, admitió la demanda de Descalzo y condenó al Arzobispado de Santa Fe y a los herederos de Storni “a pagar la suma de 756 mil pesos en el término de diez días, bajo apercibimientos de ley”. La resolución no está firme, y la Iglesia aún puede apelar.

El ex seminarista le dijo a los medios que se sentía "satisfecho porque cierra una etapa en la que se me fue la mitad de mi vida", recordó que desde que sucedieron los hechos "fue una espera de 25 años y unos 14 desde que empezó el proceso", y dijo haber "esperado siempre que se comunicaran desde la Iglesia para tener un contacto o una disculpa, pero nadie lo hizo. La Iglesia en el país nunca pidió disculpas por estos casos siquiera. Bergoglio siempre estuvo al tanto de todo y tampoco me llamó jamás".

 

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