El interés de Brasil por el tren trasandino central sacudió los planes de los gobiernos de Argentina y Chile. Este miércoles, el gobernador Francisco Pérez anunció que a mediados de marzo se resolverán las observaciones técnicas al proyecto y se "pasará a la etapa de licitación". Los plazos de cada trámite en este tipo de obras milmillonarias son más extensos que los impuestos por las necesidades políticas, pero el contexto para el emprendimiento ferroviario binacional cambió, como quedó evidenciado en la última cumbre de presidentes latinoaméricanos, en enero, desarrollada en el país vecino.
Las mandatarias Dilma Rousseff y Cristina Fernández le dedicaron un destacado espacio de su reunión bilateral al trasandino. Brasil impulsa los túneles en la cordillera, sea para carretera o para vías, para disponer de alternativas para llegar con la producción nacional a los puertos chilenos.
Para mejorar la fluidez de la salida al Pacífico, el gigante sudamericano ofrece cooperación en el financiamiento a través del Banco Nacional de Desarrollo a cambio de que la empresa líder del consorcio que ejecute la obra tenga su sede central en Brasil. En su momento, Lula se mostró interesado en el paso carretero de Agua Negra, en San Juan, y ofreció una asociación similar a la que Dilma ensayará con el tren trasandino.
Pérez se erigió en uno de los lobbystas argentinos para reanimar un proyecto ahogado por la falta de financistas, con un guiño de la presidenta Cristina Fernández. Fue el único gobernador que estuvo con la Presidenta en las conversaciones con Rousseff, durante la cumbre, cuando se rediagramó la agenda del trasandino, motivo por el cual el mandatario mendocino aterrizó este miércoles en Santiago.
Al finalizar el cónclave con el subsecretario de Obras, Lucas Palacio y el embajador argentino Ginés González García, Pérez resumió en dos envíos a Twitter lo que consideró más importante del encuentro.