Petra Laszlo fue una obediente profesional del periodismo de extrema derecha, pero más estúpida que el promedio

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Petra Laszlo no quería únicamente una imagen emotiva de un anciano y una niña caídos por el suelo, del mismo modo que el fotógrafo que, en medio de una manifestación, arroja la primera piedra para conseguir la primicia de una carga policial.

Lo que Laszlo buscaba, como obediente profesional del periodismo de extrema-derecha, era una reacción, un emigrante que se levantase después del traspié y marchase a por ella dispuesto a romperle la cara.

Estaba haciendo su trabajo, es decir, no informar sino deformar la realidad, mostrando a los refugiados como seres conflictivos y violentos capaces de agredir a una pobre periodista.

No ocurrió así y, gracias a unos buenos profesionales, se encontró con que el observador no sólo estaba influyendo en la observación sino que ya formaba parte de ella.

Laszlo fue lo bastante estúpida y lo bastante imprudente como para olvidar que en ese instante ella y su colosal metedura de pata formaban el mismo centro de la noticia.

Texto extractado de La periodista cuántica, de David Torres, en Público.es

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