Por Javier Polvani
@javierpolvani
La conducción del SUTE prepara 72 horas de paro y otra movilización de docentes para la semana que viene basado en la especulación de que la oferta que les haga el Gobierno el miércoles no superará al 25% y que los plenarios la van a rechazar.
Este lunes, según el gremio, el acatamiento al paro fue de 98%, y hubo una marcha de 5 mil personas por las calles exigiéndole a los miembros paritarios de Paco Pérez que mejoren la oferta salarial. El alto nivel de adhesión al paro fue aceptado por el Gobierno.
Al SUTE se sumaron los docentes de Sadop (privados), el Centro de Empleados de Comercio, los estatales nucleados en Sitea y los empleados del Casino (CTA).
Antes de que los docentes iniciaran la marcha por las calles céntricas, desde Godoy Cruz y Patricias Mendocinas hasta la Casa de Gobierno, pasando por la calle San Martín, la directora general de Escuelas, María Inés Abrile de Völlmer, dijo que el gobierno "irá aumentando" el porcentaje de aumento para intentar conformar a los docentes. La funcionaria aceptó que las "expectativas del gremio son muy altas".
Traducido: en el Gobierno intuyen que será rechazado el ofrecimiento que hará el miércoles su representante paritario, Mauricio Guzmán, quien confirmó en la mañana que tienen una mejora respecto al último ofrecimiento de 23,1%. También conoce el Gobierno que la conducción del gremio docente está sumamente condicionada porque está en la recta final a la elecciones que determinarán quién maneja el SUTE en los próximos cuatro años.
"Esto lo conducimos nosotros o alguien cree que es la oposición del gremio", le dijo a Explícito uno de los líderes de la lista celeste, que está al frente del sindicato. Una demostración de que no sólo se dirime la pelea salarial con el Gobierno con el plan de lucha.
La intransigencia que traduce Javier Guevara, secretario general del SUTE, en la negociación con Guzmán está en sintonía con la línea general que sube desde las asambleas particulares de las escuelas hasta la conducción. La negociación del 2012, en la que los docentes arreglaron un porcentaje inferior que los trabajadores de la Salud, marcó a fuego a los educadores, quienes no quieren que se repita la historia. Y la conducción gremial no tiene margen, como contó en años anteriores, para negociar por afuera de las exigencias que surgen de las bases.